La verdad sin caridad crea doctrinarios, ideólogos o propagandistas. Pero la caridad sin verdad hace surgir al ingenuo defensor del “que cada cual piense como quiera, con amar es suficiente”, y al charlatán peligroso que se presenta como “humano” y “tolerante”.
-Vittorio Messori


 

VERDAD
Padre Jordi Rivero

Ver también: 8vo Mandamiento
Relativismo 
| conciencia
De la Veracidad de la Palabra, Romano Guardini (para crecer en virtud)
La Búsqueda de la Verdad, Jabier Garralda
La Verdad como Acontecimiento, Ignace de la Potterie

Verdad: "Conformidad de la mente con la realidad, tanto reconociendo lo que es como negando lo que no es. Lo opuesto es el error".  Dios dotó al hombre de razón y voluntad. Pero la capacidad del hombre es frágil por la herida del pecado.

Juan Pablo II enseñó que la verdad debe penetrar al hombre en su pensamiento y su actuar. En Veritatis Splendor propuso una visión objetiva de la verdad y de la moral. 

Dios nos ofrece la gracia, la cual ilumina y potencia la voluntad y la razón para que puedan actuar conforme a la verdad y el bien. La gracia no es contraria a la naturaleza, sino que la redime y perfecciona para que logre su noble vocación. El alma de todo hombre busca la verdad, el bien y la belleza. Estas se reflejan en las cosas creadas pero la gracia nos permite ver que la fuente y la plenitud es solo Dios. 

Para evitar el relativismo el católico asiente por la fe a la enseña del Magisterio porque es Cristo mismo quien nos enseña por medio de ella. Esta sumisión del intelecto no es contraria a la libertad ni cancela la investigación. Mas bien ofrece fundamentos para evitar caminos errados y poder penetrar mas profundamente en la verdad.

Claridad: «Las peores situaciones son aquellas en las que falta la claridad. En ellas desaparecen los confines entre el bien y el mal y reina el caos» (JPII, Signo de contradicción).

Ser valientes para la verdad
Leon XIII “Retirarse ante el enemigo o callar cuando por todas partes se levanta un incesante clamoreo para oprimir la verdad, es actitud propia o de hombres cobardes o de hombres inseguros de la verdad que profesan. La cobardía y la duda son contrarias a la salvación del individuo y a la seguridad del Bien Común, y provechosas únicamente para los enemigos del cristianismo, porque la cobardía de los buenos fomenta la audacia de los malos. El cristiano ha nacido para la lucha”.

La mentira

Por qué es fácil engañar a multitudes: Porque hay poca oración y poco amor a Dios. Al no dar gracias y alabar a Dios, las mentes se ciegan. Entonces «aprisionan la verdad con la injusticia» (Rom 1,18). Así no son capaces de discernir. Se trata de un problema espiritual.

Los Medios de comunicación: «hoy, de manera más marcada, la comunicación parece tener en ocasiones la pretensión no sólo de representar la realidad, sino de determinarla gracias al poder y la fuerza de sugestión que posee» (Benedicto XVI, mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 2008, n. 3).

Comunistas: «La mentira es un arma revolucionaria» -Lenín

Nazis: «Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en verdad» -Goebbels, Ministro de Propaganda de Hitler.

En nombre de los "derechos": «Otra ideología del mal, tal vez más insidiosa y celada, que intenta instrumentalizar incluso los derechos del hombre contra el hombre y la familia» (Juan Pablo II, Memoria e identidad).

Slogan: "Uno de los mecanismos más fecundos, para encubrir la realidad, es el lenguaje, que se sirve de slogans" -José Mª Martí Sánchez

Citando Jn 8,32, Juan Pablo II enseñó: «Es la verdad la que hace libres ante el poder y da la fuerza del martirio» (Veritatis Esplendor, 87). 


S.S. Benedicto XVI sobre la verdad
En la Pontificia Lateranense, 21 de octubre, 2006

El profesor universitario no sólo tiene como misión investigar la verdad y suscitar perenne asombro ante ella, sino también promover su conocimiento en todos los aspectos y defenderla de interpretaciones reductivas y desviadas. Poner en el centro el tema de la verdad no es un acto meramente especulativo, restringido a un pequeño círculo de pensadores; al contrario, es una cuestión vital para dar profunda identidad a la vida personal y suscitar la responsabilidad en las relaciones sociales (cf. Ef 4, 25). De hecho, si no se plantea el interrogante sobre la verdad y no se admite que cada persona tiene la posibilidad concreta de alcanzarla, la vida acaba por reducirse a un abanico de hipótesis sin referencias ciertas.

Como decía el famoso humanista Erasmo: "Las opiniones son fuente de felicidad barata. Aprender la verdadera esencia de las cosas, aunque se trate de cosas de mínima importancia, cuesta gran esfuerzo" (Elogio de la locura XL, VII). Este es el esfuerzo que la Universidad debe tratar de realizar; se lleva a cabo mediante el estudio y la investigación, con espíritu de paciente perseverancia. En cualquier caso, este esfuerzo permite entrar progresivamente en el núcleo de las cuestiones y suscita la pasión por la verdad y la alegría por haberla encontrado.

Siguen siendo muy actuales las palabras del santo obispo Anselmo de Aosta: "Que yo te busque deseando; que te desee buscando; que te encuentre amando; y que te ame encontrándote" (Proslogion, 1). Ojalá que el espacio del silencio y de la contemplación, que son el escenario indispensable donde se sitúan los interrogantes que la mente suscita, encuentre entre estas paredes personas atentas que sepan valorar su importancia, su eficacia y sus consecuencias tanto para la vida personal como para la social.

Dios es la verdad última a la que toda razón tiende naturalmente, impulsada por el deseo de recorrer a fondo el camino que se le ha asignado. Dios no es una palabra vacía ni una hipótesis abstracta; al contrario, es el fundamento sobre el que se ha de construir la propia vida. Vivir en el mundo "veluti si Deus daretur" conlleva la aceptación de la responsabilidad que impulsa a investigar todos los caminos con tal de acercarse lo más posible a él, que es el fin hacia el cual tiende todo (cf. 1 Co 15, 24).

El creyente sabe que este Dios tiene un rostro y que, una vez para siempre, en Jesucristo se hizo cercano a cada hombre. Lo recordó con agudeza el concilio Vaticano II: "El Hijo de Dios, con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros excepto en el pecado" (Gaudium et spes, 22). Conocerlo a él es conocer la verdad plena, gracias a la cual se encuentra la libertad: "Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Jn 8, 32
 



LA VERDAD Y LA RESPONSABILIDAD INTELECTUAL
Juan Pablo II a los intelectuales; Polonia, Junio 1997

"El hombre tiene una viva conciencia del hecho de que la verdad está más allá y por encima de él mismo. El hombre no crea la verdad, ésta se desvela ante él cuando la busca con perseverancia"
"deben constituirse en salvaguardas de la verdad.  
"La vocación de toda universidad es el servicio a la verdad: descubrirla y transmitirla a los demás", explicó el Papa. "El hombre tiene una viva conciencia del hecho de que la verdad está más allá y por encima de él mismo. El hombre no crea la verdad, ésta se desvela ante él cuando la busca con perseverancia".
Exponiendo las responsabilidades de la persona entregada a la reflexión y a la investigación, el Papa Juan Pablo II afirmó que "¡ser hombre de ciencia obliga!..Obliga ante todo a poner un cuidado especial en el desarrollo de la propia humanidad…El trabajo diario de un intelectual requiere también una particular sensibilidad ética…Gracias a la sensibilidad moral se conserva la ligazón entre la verdad y el bien, esencial para la ciencia. ¡Estos dos problemas no pueden, de hecho, separarse! El principio de libertad en la investigación científica no puede desligarse de la responsabilidad ética de todo intelectual. El relativismo ético y las actitudes puramente utilitaristas constituyen un peligro no sólo para la ciencia, sino también, y directamente, para el hombre y la sociedad".
El Santo Padre insistió en que el intelectual no podía desligar su reflexión de la realidad de la persona concreta: "Otra condición para el desarrollo correcto de la ciencia...es una concepción integral de la persona humana... Hoy es necesaria una gran vigilancia en este campo... Una visión del hombre deformada o incompleta hace que la ciencia se transforme con facilidad de beneficio en seria amenaza para la humanidad". El Papa Juan Pablo II recordó que "de ser sujeto y fin, el hombre ha pasado a menudo a ser objeto, e incluso 'materia prima': baste recordar los experimentos de la ingeniería genética que despiertan grandes esperanzas, pero también grandes temores por el futuro del género humano".
El Papa Juan Pablo II se refirió al difícil papel del maestro cuando debe asumir la guarda de la verdad. Para ello rememoró su estrecho vínculo con la Pontificia Academia de Teología de Cracovia, heredera de la Facultad de Teología Jagellónica: "Fue aquí donde realicé mis estudios de filosofía y teología durante la ocupación…Hoy vienen a mi memoria, en primer lugar, los años de sus dramáticas luchas durante el periodo de la dictadura comunista. Participé en ellas personalmente como Arzobispo de Cracovia...La Iglesia nunca se resignó a aceptar la liquidación unilateral e injusta de la Facultad por parte de las autoridades del Estado de entonces", concluyó.
 

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