Pobreza
Ver también:
Doctrina
Social de la Iglesia
Iglesia católica al servicio de los pobres


Alimentación

La enorme disparidad entre ricos y pobres es una ofensa Benedicto XVI

Los bienes que tenemos no son nuestros -San Francisco de Sales

Al adornar el templo, no desprecies al hermano necesitado, San Juan Crisóstomo
La misericordia divina y la misericordia humana, San Cesáreo de Arlés
El servicio a los pobres ha de ser preferido a todo, San Vicente de Paul

Eliminar la pobreza es un deber sagrado
«Eliminar las causas profundas de la miseria y de la desesperación para dar a todo hombre su dignidad fundamental es un deber sagrado para todas las naciones, y en particular para quienes las gobiernan» -Juan Pablo II, 22-XI-02.

 «Las naciones ricas tienen una responsabilidad moral grave respecto a las que no pueden por sí mismas asegurar los medios de su desarrollo, o han sido impedidas de realizarlo por trágicos acontecimientos históricos» -Catecismo No. 2439.

La Iglesia no propone un programa específico, puesto que la actuación en esta área puede legítimamente tomar diversas formas. Lo importante, según el Catecismo (ver 2442,s) es que se lleven a cabo actuaciones inspiradas en el mensaje del Evangelio, el bien común y las enseñanzas de la Iglesia. Benedicto XVI ha dicho (mensaje cuaresma 2006) que la aportación primaria de la Iglesia no consiste en soluciones técnicas, sino en proclamar la verdad de Cristo quien «forma las conciencias y muestra la auténtica dignidad de la persona y del trabajo».

Benedicto XVI ha citado a la Beata Teresa de Calcuta quien dijo que la peor pobreza es no conocer a Cristo.

La familia juega un importante papel en la dimensión moral del desarrollo. Según el Papa, para sacar de la pobreza es necesario dar prioridad a los valores morales que fundamentan la familia.


Los niños
"El grito de millones de niños, en el sur del planeta, condenados a morir de hambre y enfermedades ligadas a la pobreza se ha hecho más desgarrador e interpela a todos...
Se ha registrado una pérdida de valores y el precio más elevado lo han pagado precisamente los más pequeños, sin olvidar que también en las naciones desarrolladas permanecen áreas de gran pobreza. El papa invitó a los niños a rezar como los beatos Francisco y Jacinta de Fátima" -Juan Pablo II, 15- VI- 2003



Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia # 449
La lucha contra la pobreza y nuestra responsabilidad

Al comienzo del nuevo milenio, la pobreza de miles de millones de hombres y mujeres es “la cuestión que, más que cualquier otra, interpela nuestra conciencia humana y cristiana”. La pobreza manifiesta un dramático problema de justicia: la pobreza, en sus diversas formas y consecuencias, se caracteriza por un crecimiento desigual y no reconoce a cada pueblo el “igual derecho a “sentarse a la mesa del banquete común””. Esta pobreza hace imposible la realización de aquel humanismo pleno que la Iglesia auspicia y propone, a fin de que las personas y los pueblos puedan “ser más” y vivir en “condiciones más humanas".


Los cristianos ante la pobreza
Concilio Vat.II, Gáudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual (
#88-90):

"Los cristianos deben cooperar, con gusto y de corazón, en la edificación de un orden internacional en el que se respeten las legítimas libertades y se fomente una sincera fraternidad entre todos; y eso con tanta mayor razón cuanto más claramente se advierte que la mayor parte de la humanidad sufre todavía una extrema pobreza, hasta tal punto que puede decirse que Cristo mismo, en la persona de los pobres, eleva su voz para solicitar la caridad de sus discípulos.

Que se evite, pues, el escándalo de que, mientras ciertas naciones, cuya población es muchas veces en su mayoría cristiana, abundan en toda clase de bienes, otras, en cambio, se ven privadas de lo más indispensable y sufren a causa del hambre, de las enfermedades y de toda clase de miserias. El espíritu de pobreza y de caridad debe ser la gloria y el testimonio de la Iglesia de Cristo.

Hay que alabar y animar, por tanto, a aquellos cristianos, sobre todo a los jóvenes, que espontáneamente se ofrecen para ayudar a los demás hombres y naciones. Más aún, es deber de todo el pueblo de Dios, animado y guiado por la palabra v el ejemplo de sus obispos, aliviar, según las posibilidades de cada uno, las miserias de nuestro tiempo; y esto hay que hacerlo, como era costumbre
en la antigua Iglesia, dando no solamente de los bienes superfluos, sino aun de los necesarios.

El modo de recoger y distribuir lo necesario para las diversas necesidades, sin que haya de ser rígida y uniformemente ordenado, llévese a cabo, sin embargo, con toda solicitud en cada una de las diócesis, naciones e incluso en el plano universal, uniendo siempre que se crea conveniente la colaboración de los católicos con la de los otros hermanos cristianos. En efecto, el espíritu de caridad, lejos de prohibir el ejercicio ordenado y previsor de la acción social y caritativa, más bien lo exige. De aquí que sea necesario que quienes pretenden dedicarse al servicio de las naciones en vía cíe desarrollo sean oportunamente formados en instituciones especializadas.

Por eso, la Iglesia debe estar siempre presente en la comunidad de las naciones para fomentar o despertar la cooperación entre los hombres; v eso tanto por medio de sus órganos oficiales como por la colaboración sincera y plena de cada uno de los cristianos, colaboración que debe inspirarse en el único deseo de servir a todos.

Este resultado se conseguirá mejor si los mismos fieles, en sus propios ambientes, conscientes de la propia responsabilidad humana y cristiana, se esfuerzan por despertar el deseo de una generosa cooperación con la comunidad internacional. Dése a esto una especial importancia en la formación de los jóvenes, tanto en su formación religiosa como civil. 


El estado de la pobreza en el planeta
15 abril 2007

Según Los Indicadores del Banco Mundial, 15 de abril, 2007:
Hay  985 millones de personas que viven con menos de un dólar al día (18,4% de la población mundial en 2004). En 1990 eran 1.250 millones así que hubo una mejoría. Pero la situación sigue siendo gravísima.

Si se calcula los que tienen ingreso de 2 dólares o menos diario, los pobres son 2.600 millones.  

La Responsabilidad ante la pobreza -Enfoque en Africa. ForumLibertas, Oct, 2007


Mateo 8,18-22
Al verse rodeado de tanta gente, Jesús mandó a sus discípulos que cruzaran a la otra orilla. Entonces se aproximó un escriba y le dijo: "Maestro, te seguiré adonde vayas". Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". Otro de sus discípulos le dijo: "Señor, permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre". Pero Jesús le respondió: "Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos".

Comentario: “El hijo del hombre no tiene donde reposar su cabeza” - San Alfonso María de Ligorio

Al igual que Jesucristo nació pobre, continuó viviendo en la pobreza durante toda su vida; no sólo pobre, sino indigente, según la expresión de san Pablo “mendigo" (2 Co 8,9)... En Nazareth, Jesús vive en la pobreza: "una casa pobre, un mobiliario pobre, es la vivienda que escoge el Creador del mundo". Vive allí pobremente, ganándose el pan con el sudor de su frente, al precio de grandes fatigas, totalmente como los artesanos y los hijos de artesanos. ¿Además, los judíos no lo creían y no lo llamaban "obrero, hijo de obrero"? (Mc 6,3; Mt 13,55)

Después, se presenta en público para predicar el Evangelio. Durante estos tres últimos años de su vida, lejos de mejorar su manera de subsistir, practica una pobreza más rigurosa todavía, vive sólo de limosnas. A un hombre que quería seguirlo con la esperanza de vivir más cómodamente, le responde: " Sabedlo: los zorros tienen sus guaridas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reposar su cabeza".

Hombre, quiere decir, si siguiéndome, crees encontrar un estado de vida fácil, te equivocas, porque vine a la tierra para enseñar la pobreza. Con esta intención, me hice más pobre que los zorros y las aves, que tienen por lo menos un refugio; en este mundo, no tengo la menor parcela de tierra que me pertenezca en propiedad, donde pueda reposar, y quiero que mis discípulos se me parezcan...XXXXXXXXXXXXXXXXXX "Un servidor de Jesucristo, no posee nada que no sea al mismo Jesucristo", afirma san Jerónimo. No desea poseer nada que no sea de Jesús. En una palabra, Jesús vivió siempre pobre, murió también muy pobre: ¿no hizo falta acaso que José de Arimatea le diera una tumba, y que otros le dieran en limosna una mortaja para envolver su cuerpo?

San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), obispo y doctor de la Iglesia. 8º Discurso para la Novena de Navidad 6



 

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Laudetur Jesus Christus.
Et Maria Mater ejus. Amen