SU SANTIDAD JUAN PABLO II  (1920 - 2005)


JPII llega en avión

 Nuestro amado Papa, sin duda pasará a la historia como Juan Pablo II el Grande

Ha sabido ser un extraordinario vicario de Cristo, El Buen Pastor que da su vida por las ovejas.

El Papa Pastor. Sus enseñanzas y acciones son puro reflejo de su misión como Vicario de Cristo. Como San Pablo, pudo decir "para mi vivir es Cristo". Ver Redemptor Hominis

 Valiente maestro que no teme que le llamen "reaccionario" por ser fiel a la doctrina de Jesucristo.  Es por eso que defiende la vida humana y la visión cristiana del cuerpo y la sexualidad. Se opone a los anticonceptivos. Defiende la dignidad de todos y la integridad del sacerdocio.

Nos ha dado el Catecismo de la Iglesia Católica y el Nuevo Código de Ley Canónica. Sus enseñanzas han sido de la mayor profundad y ha abarcado todos los aspectos de la doctrina y la pastoral.

El Papa de Jesús misericordioso.  En su encíclica "Rico en Misericordia" desvela la fuerza que transforma al mundo: la misericordia divina. Canonizó a Santa Faustina, vidente y secretaria de los mensajes de Jesús sobre la Divina Misericordia. Ha propagado este mensaje por todo el mundo, estableciendo además la fiesta litúrgica de la Divina Misericordia el domingo después de la Pascua, en cuya víspera el murió. La misericordia divina, el Papa nos recuerda, es un océano infinito. Esta verdad está profundamente ligada a su presencia Eucarística y al sacramento del perdón. Ver su primera encíclica Dives en Misericordia

El Papa de la Virgen. No pierde oportunidad para honrar y enseñar sobre la Virgen. Escribió una encíclica sobre la Virgen (Madre del Redentor). En los países que visita trata siempre de visitar su santuario mariano. Proclamó un año mariano, ha dicho que la Virgen de Fátima le salvó la vida en el atentado del 13 de mayo de 1981 y que el es el Papa a quien se refieren las profecías de Fátima. El beatificó a los videntes de Fátima y canonizó a Juan Diego, vidente de la Virgen de Guadalupe.  A quien le visita le regala siempre un rosario. 

El Papa del Amor y la Vida. El Papa nos enseña que que vivimos en una lucha entre dos culturas: 1-La cultura del Amor y de la Vida, 2-La cultura del egoísmo y de la muerte. Ha enseñado sobre la dignidad de todo hombre y toda mujer, desde la concepción hasta la muerte natural. Enseña que la naturaleza y el destino del hombre y del mundo solo se comprenden a la luz de la redención que Cristo nos trae. Ha profundizado sobre la dignidad de la persona, de la sexualidad, de la familia, del trabajo, de la sociedad, etc. Escribió El Evangelio de la Vida

El Papa maestro fiel de la doctrina y la moral
Su fidelidad a la moral cristiana y a la fiel interpretación del Concilio Vaticano II le ha ganado severas críticas.  ¿Por que el Papa no "moderniza" la moral? La respuesta es muy sencilla: El Papa es fiel a las enseñanzas de Cristo las cuales no cambian con los tiempos. La verdad sobre la moral es la misma ayer, hoy y siempre. Es la verdad que libera al hombre de la esclavitud del pecado. La autoridad del Papa está al servicio de la verdad que ha recibido de Jesucristo por medio de la Iglesia. Ha sabido enseñar esa verdad con profundo amor y respeto a la dignidad del cada persona. Escribió El Esplendor de la Verdad 


1983. Juan Pablo II visita en prisión y
perdona a Mehmet Ali Agca quién
trató de matarle.

El Papa del perdón. Tuvo el valor de pedir perdón, en nombre de los católicos, por los pecados cometidos por la Iglesia. Aún sabiendo que muchos se aprovecharían de ello para perseguirla con toda clase de falsas acusaciones. Tuvo también el valor de perdonar personalmente a quién intentó matarle. Desarrolló en la Iglesia la convicción contra la pena de muerte. Pidió perdón también a los hermanos ortodoxos por los daños causados por los católicos.

El Papa Misionero. Ha viajado mas que todos los otros papas de la historia juntos. Ha visitado a casi todos los países del mundo llevando el mensaje del Evangelio.  Ver Redemptoris Missio

El Papa de la Paz. Ha pedido hasta de rodillas por el fin de los conflictos bélicos.  Ha condenado el negocio de armas y todo tipo de violencia y enseñado el camino del amor. Ha luchado incansablemente por reconciliar y traer la paz en todo el mundo. Ver Jornadas mundiales de la paz

El Papa Ecuménico.  Ha extendido humildemente su mano a los hermanos cristianos que no reconocen su pontificado, como también a todos los hombres de buena voluntad. Porque es un Papa profundamente humano.

Ha estrechado su mano solidaria a los judíos y a todas las religiones. Primero en visitar una sinagoga, una iglesia protestante y una mezquita. Recordemos además los encuentros por la paz en Asís. Ver su encíclica: Ut Unum Sint sobre el empeño ecuménico.

El Papa de la Justicia Social  Tuvo un papel importante en la transformación del este de Europa, comenzando con su país natal, para liberarse del comunismo. "No se podrán entender los grandes cambios del Siglo XX, sin revisar su rol protagonístico" -Ronald Reagan, Ex-Presidente de Estados Unidos. "Solo nace un hombre así cada mil años. Le debemos la libertad que gozamos" -Mijael Gorbachov, Ex-Presidente de Rusia.

Ha puesto de manifiesto también los males del capitalismo materialista y de la "idolatría del mercado". Donde quiera que ha visitado, sean regímenes de izquierda o derecha, su presencia ha sido una chispa promotora de libertad.

Ha reiterado la opción preferencial por los pobres. Ver sus encíclicas sobre la cuestión social: Laborens Exercens, Sollicitudo Rei Socialis, Centesimus Annus.

El Papa que detiene el imperio rojo

El pontificado de Juan Pablo II «ha sido la primera causa del colapso del comunismo, en el momento de su máximo esfuerzo agresivo militar contra las democracias occidentales: un esfuerzo que resultó inútil por la turbulencia y posterior parálisis de la Polonia católica reunida en torno al Papa, a Solidarnosc y a Lech Walesa» -Paolo Guzzanti, presidente de la Comisión parlamentaria de investigación concerniente al «dossier Mitrokhin, Feb 23, 2005.

El Papa que se inmola en el sufrimiento.  Recuperándose milagrosamente tras ser traspasado por una bala en 1981, el papa ha sufrido progresivamente desde entonces. Múltiples operaciones, artritis, Parkinson.   Ya sin poder apenas caminar, cuando le cuesta decir cada palabra y hacer cada movimiento, cuando su aspecto de anciano enfermo y agotado impresiona, es cuando mas poderoso es su testimonio cristiano de amor y entrega fiel a Dios.  La fortaleza de su fe, su amor por todos nosotros es mas evidente que nunca. Por eso irradia paz. Nos recuerda continuamente las primeras palabras de su pontificado: "No tengan miedo". Nada ni nadie nos puede vencer si pertenecemos a Dios. El Papa nos ha enseñado con su vida el misterio de la cruz y la capacidad que tenemos de amar en el sufrimiento.

En 1994, cuando ya era evidente que la enfermedad incapacitaba su cuerpo, Juan Pablo II escuchó a Dios pedirle un cambio en su forma de conducir a la Iglesia: "Debo liderarla con el sufrimiento", dijo. "El papa debe sufrir para que toda familia y el mundo vea que hay, yo diría, un Evangelio mas alto: el Evangelio del sufrimiento, con el que uno debe preparar el futuro".  Ver su encíclica Salvici Doloris sobre el valor del sufrimiento.


JPII con la Cruz

Juan Pablo II, todos los fieles te amamos entrañablemente y somos muy dichosos de que fuese Su Santidad  el Vicario de Cristo en nuestro tiempo, pastoreándonos con tanta santidad y claridad en el III milenio.

Tu eres hermano del alma, realmente el amigo,
que en todo camino y jornada estás siempre conmigo...

Es tu corazón una casa de puertas abiertas
Tú eres realmente el mas cierto en horas inciertas...

TOTUS TUUS

JPII sonrie

¿Por qué el Papa no renuncia?
P. Jordi Rivero.  7,Feb 2005

Llevamos ya mas de dos décadas escuchando a un creciente coro que se cuestiona por que Juan Pablo II no renuncia. Les parece que está incapacitado por el hecho de su vejez y sus grandes dificultades de salud. No ven la evidencia de los hechos: El Papa continua guiando la Iglesia con una sabiduría, santidad y capacidad de trabajo que serían asombrosas en un ser humano de cualquier edad.

Sin embargo la razón principal porque el Papa continua en su ministerio creo que está en el poder de la Cruz. Jesús ha querido vincular a su vicario de manera íntima al misterio de su Cruz porque en ella está el verdadero poder que la Iglesia necesita. San Pedro, el primer papa, murió mártir. Mártires también murieron numerosos papas en los primeros siglos de la Iglesia. Esos sacrificios, unidos al de Cristo, capacitaron a la Iglesia para vencer en circunstancias que parecían imposibles. Mártires nunca nos han faltado. Pero Jesús ha querido darnos en este momento crítico de la historia un papa extraordinario, capaz de un martirio prolongado. El Papa actual ya ha derramado su sangre en el ministerio Petrino. Salvado de manera milagrosa, Jesús no le ha quitado la gloria del calvario. El Papa pastorea a la Iglesia desde la Cruz. Los frutos ya han sido milagrosos y creo que en el futuro será aun mas evidente para los que quieran ver su legado.

Pero no nos extrañe que muchos no lo acepten. A Jesús crucificado le gritaban: "Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz" (Mt 27,40). ¿Nos va a sorprender que al Papa le digan: "Ya estás viejo y enfermo, renuncia". Estos expresan la sabiduría de este mundo, la misma que condenó a Jesús.

Al Papa debemos estarle profundamente agradecidos por entregarse como alma víctima por todos nosotros. Gracias por no haber sucumbido a la tentación de bajarse de la cruz. Gracias por enseñarnos con su vida el valor de negarse a si mismo, tomar la cruz y seguir a Cristo. Gracias porque nos enseña que el valor de cada ser humano no disminuye con la vejez ni con el sufrimiento, gracias por estos años, los mas productivos, los mas preciosos de su ministerio. Gracias sus palabras:

"Solo si Cristo se hubiera bajado de la Cruz, yo tendría derecho a renunciar, Aún tengo muchas ganas de trabajar"

El Papa es mas fuerte y mas capaz que nunca, precisamente porque en su debilidad está la fuerza de Cristo.


CLAUDIO LUFFOLI/AP


Atentado, 13 Mayo, 1981




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LA MUERTE de S.S. JUAN PABLO II:
El sábado 2 de abril del 2005, a las 9:37 PM, hora de Roma, muere su Santidad Juan Pablo II.
Regresa a la casa del Padre en la víspera de la Fiesta de la Divina Misericordia y en el primer sábado del mes, confirmando la protección y amor maternal de la Santísima Virgen de Fátima en toda su vida
y su gran devoción a Jesús de la Divina Misericordia.

   Testamento de Juan Pablo II
  
Texto del «Rogito» (acta sobre la vida del Papa introducido en su ataúd)
  
Homilía de la Misa Exequial por Juan Pablo II
  
Novena por el Santo Padre. Luto y oración por la elección del Papa - USCCB
    Números definitivos de participación en las exequias del Papa
  
El consejo que el Papa dejó a los cardenales ante el cónclave
  
Juan Pablo II: Apóstol de la Divina Misericordia -- Obispo Renato Boccardo
  
Mensaje póstumo de Juan Pablo II para el Regina Coeli del Domingo de la Divina Misericordia
 
 
El Papa, en el abrazo de la Divina Misericordia: murió ya en su fiesta
   Ultimos momentos del arzobispo Angelo Comastri con el Papa
  
Juan Pablo II: Santo Subito - forumlibertas.com

   EDICIÓN ESPECIAL sobre la muerte del Santo Padre: Servicio de Información del Vaticano


S.S. Benedicto XVI recuerda a Juan Pablo II en el segundo aniversario de su muerte

«Nosotros, que estuvimos cerca de él, pudimos aprovecharnos, y por este motivo damos gracias a Dios, pero también pudieron beneficiarse cuantos le conocieron desde lejos, pues el amor del Papa Wojtyla por Cristo se desbordó, por así decir, en toda región del mundo, a causa de su fuerza e intensidad».

«¿La estima, el respeto y el afecto que creyentes y no creyentes le expresaron en el momento de su muerte no son acaso un elocuente testimonio?», preguntó.

«El intenso y fecundo ministerio pastoral, y aún más el calvario de la agonía y de la muerte serena de nuestro querido Papa dieron a conocer a los hombres de nuestro tiempo que Jesucristo era verdaderamente su “todo”».

«La fecundidad de este testimonio, lo sabemos, depende de la Cruz», que en la vida de Karol Wojtyla «no fue sólo un palabra».

«Especialmente con el avance lento, pero implacable de la enfermedad, que poco a poco le desnudó de todo, su existencia se hizo una oferta total a Cristo, anuncio viviente de su pasión, con la esperanza llena de fe de la resurrección».

«Desde hace mucho tiempo se preparaba para ese último encuentro con Jesús» y, «como su divino Maestro, vivió la agonía en oración». «Murió rezando. Verdaderamente se durmió en el Señor».

«El perfume de la fe, de la esperanza y de la caridad del Papa llenó su casa, llenó la Plaza de San Pedro, llenó la Iglesia y se propagó a todo el mundo», siguió recordando con emoción.

«Lo que sucedió después de su muerte fue, para quien cree, fue efecto de ese “perfume” que alcanzó a todos, cercanos y alejados, y les atrajo hacia un hombre que Dios conformó paulatinamente con su Cristo», aclaró.

«El querido Juan Pablo II», concluyó, «desde la casa del Padre --estamos seguros-- no deja de acompañar el camino de la Iglesia».
 


RECORDANDO A JUAN PABLO II
Jesus Marti Ballester
jmarti@ciberia.es

De él dijo el Cardenal Wyszynski, arzobispo de Varsovia: "Entre los cardenales se buscaba un hombre de fe ardiente, de ferviente oración y celo pastoral, además de un hombre de buen corazón, benévolo hacia los hombres, afable, de gran sensibilidad y cuyos ojos se volvieran al mundo con el amor de Dios". Fue elegido Karol Wojtyla, con una biografía brillante, juvenil, deportiva, filósofo, excelente y profundo teólogo, místico, forjado en San Juan de la Cruz y en Santa Teresa y cultivador de nuestros maestros de la mística del siglo de Oro, profesor universitario, viajero, poeta, hombre de fe. Me contó el Cardenal Narciso Jubany, arzobispo de Barcelona, que después del cónclave comentó con otros cardenales: “Me da la impresión de que este muchacho, no se está dando cuenta de dónde se ha metido”.

En el Kremlin temblaron. Ha caído el comunismo. ¿Lo esperaban ellos? Parece que sí, pues lo quisieron liquidar. La Virgen en el día de Fátima, le salvó de la muerte; dice él: -"Una mano disparó la bala, pero otra mano guió el proyectil". "Al principio de mi pontificado, me dijo el cardenal Wyszynki: Si el Señor te ha llamado, debes introducir a la Iglesia en el tercer milenio"... "con la oración, con diversas iniciativas, pero he visto que no basta: era necesario introducirla en el sufrimiento" (29 mayo 1994). Y ese es hoy su máximo empeño, junto con la unión de las Iglesias. Juan Pablo II es un tipo incómodo para casi todos: conservadores, progresistas, marxistas, neoliberales, socialdemócratas, feministas, homosexuales... Esto no le impide, sin embargo, ser también un rebelde, un disconforme. Seguramente es todavía pronto para juzgarlo. Pero sin él, el siglo XX será mucho más difícil de entender. Marcará historia, él mismo es una parte de esa historia.

Antes de su elección, escribía yo que estaba deseando que nos presidiera un Papa que metiera a toda la Iglesia en Ejercicios Espirituales, quería decir, que nos dedicara a la oración. Juan Pablo II ha colmado mi deseo, comenzando por él mismo. Escribe el Cardenal Suenens: "Ora hasta provocar envidia", decía de él Paul de Haes, uno de sus compañeros de estudio en Roma. De hecho se inclina y se pliega en dos. Al verle como postrado durante su acción de gracias en la Capilla Sixtina, creí que se sentía mal. Encarna la oración en todo su cuerpo y, en ese momento parece tener diez años más. Pero cuando se inclina y sonríe, rejuvenece de un extraño modo". Podría citar datos interminables, pero me limito a recoger su Carta Apostólica: "Novo Millenio ineunte": Es necesario un cristianismo que se distinga ante todo en el arte de la oración. El Año jubilar ha sido un año de oración personal y comunitaria -más intensa. Pero sabemos bien que rezar tampoco es algo que pueda darse por supuesto. Es preciso aprender a orar, como aprendiendo de nuevo este arte de los labios mismos del divino Maestro, como los primeros discípulos: «Señor, enséñanos a orar» (Lc 11,1). En la plegaria se desarrolla ese diálogo con Cristo que nos convierte en sus íntimos: «Permaneced en mí, como yo en vosotros» (Jn 15,4). Esta reciprocidad es el fundamento mismo, el alma de la vida cristiana y una condición para toda vida pastoral auténtica. Realizada en nosotros por el Espíritu Santo, nos abre, por Cristo y en Cristo, a la contemplación del rostro del Padre. Aprender esta lógica trinitaria de la oración cristiana, viviéndola plenamente ante todo en la liturgia, cumbre y fuente de la vida eclesial, pero también de la experiencia personal, es el secreto de un cristianismo realmente vital, que no tiene motivos para temer el futuro, porque vuelve continuamente a las fuentes y se regenera en ellas.

El arzobispo Giovanni Battista Re, uno de los colaboradores más cercanos de Juan Pablo II, dibuja la personalidad del Santo Padre desde la perspectiva que le da el ser sustituto de la Secretaría de Estado, que despacha diariamente con él.. Dice que lo que más le impresiona de la persona de Juan Pablo II es la intensidad de su oración, manifestación de una profunda y viva comunión con Dios. En el transcurso de estos años, en los que he tenido la alegría y el privilegio de trabajar junto a él y de acompañarle en sus viajes, he podido constatar personalmente que este 264º Papa, este pastor profundamente humano, este intelectual de extraordinario vigor, este líder que arrastra a la juventud, es ante todo un hombre de oración. Es impresionante cómo se abandona: se nota un dejarse llevar que le es connatural, y que le absorbe como si no hubiera problemas y compromisos urgentes que le llaman a la vida activa. Su actitud en la oración es recogida y, a la vez, natural y desprendida: testimonio de una comunión con Dios intensamente arraigada en su alma; expresión de una oración convencida, saboreada, vivida. Por la mañana temprano está en la capilla, absorto en la meditación y en el coloquio con Dios, antes de comenzar la Misa. Durante el día, el paso de una ocupación a otra está marcado por una breve oración. Con una invocación, después, inicia cada una de las páginas que a diario llena, escribiendo con caligrafía pequeña el texto de homilías, discursos y documentos. Conmueve la facilidad, la espontaneidad y la prontitud con que pasa del contacto humano con la gente al recogimiento del coloquio íntimo con Dios. El Papa se prepara para los distintos encuentros que tendrá en el día o durante la semana rezando por ellos. Recuerdo, por ejemplo, que en 1982, cuando el Papa llegó a Madrid en su primera visita a España, el entonces Nuncio apostólico, Monseñor Antonio Innocenti, se despertó muy pronto. Descendió a la planta baja a las 5.30 de la mañana, convencido de no encontrar aún a nadie, ya que el desayuno estaba previsto para las 6.30 y la salida del Papa de la Nunciatura a las 7. Monseñor Innocenti recorrió las habitaciones para verificar que todo estuviera en orden, y empezó por la capilla. Se sorprendió al ver que la luz estaba encendida. Abrió la puerta y vio al Papa arrodillado ante una estación del Viacrucis. Era viernes y era un día con un programa que iba desde las 7 de la mañana hasta las 9 de la noche, y el Papa a las 5.30 ya estaba en la capilla para hacer el Viacrucis. -Antes de cualquier decisión importante, Juan Pablo II reza mucho. Cuanto más trascendente es la decisión, más prolongada es la oración. Puedo afirmar que las decisiones más importantes han sido maduradas durante semanas y semanas de oración. En su vida existe una admirable síntesis entre oración y acción. La fuente de la fecundidad de su actuación está precisamente en la oración. Este Papa tan dinámico y dedicado al servicio del hombre; este Papa que aparece también ante los ojos de quien no acoge el mensaje cristiano como defensor y heraldo de las aspiraciones del hombre, declara que tiene un compromiso prioritario: el de orar. El Papa ha cumplido ochenta años: sus pasos parecen cansados, su rostro sufrido, sin embargo esto parece que agranda el valor de sus gestos.
 

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