APOLOGETICA

 

1.   LOS E IMAGENES SAGRADAS EN LA BIBLIA.

2.   LAS IMAGENES SAGRADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA.

3.   LA CRUZ DE CRISTO.

4.   ¿EXISTE REALMENTE EL PURGATORIO?

5.   ¿POR QUÉ LOS CATÓLICOS SANTIFICAMOS EL DOMING

6.   ¿QUE SALVA LA FE O LAS OBRAS?

7.   ¿ES VERDAD QUE ESTAMOS VIVIENDO LOS ULTIMOS TIEMPOS?

  

IDOLOS E IMAGENES SAGRADAS EN LA BIBLIA 

AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS.

 

I. ACLARACION BIBLICA 

! Cuántas veces no hemos escuchado a los evangélicos y demás cristianos acusar a los católicos de adorar imágenes!,  Lo que está prohibido en la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento, cuando leemos: “Tenga, pues, mucho cuidado de no caer en la perversión de hacer figuras que tengan forma de hombre o de mujer, ni figura de animales, aves, reptiles o peces. Y cuando miren al cielo y vean el sol, la luna, los estrellas y todos los astros, no caigan en la tentación de adorarlos” (Deuteronomio 4, 15-19). Así como también en el Nuevo Testamento: “Y cambiaron la gloria de Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles...ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador” (Romanos 1,23.25); “No debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres”  (Hechos 17,29). 

Para entender este decreto divino tenemos que situarnos en el contexto histórico, geográfico, cultural y religioso; en el momento en que se escribió este libro del Pentateuco y la epístola de San Pablo, cuando solamente el pueblo judío, y los cristianos, como herencia de la Antigua Alianza; rendían tributo al único y verdadero Dios revelado a Moisés en el monte Horeb (Exodo 20,3). Por el contrario, las otras civilizaciones y pueblos antiguos que vivían en la región de la Mesopotamia, adoraban falsos dioses (Josué 24,14). Al igual, que muchos ídolos del Canaán (Salmo 106, 38), y de otros pueblo paganos (Jueces 10,6). Todos ellos eran imágenes hechas para adorarlos (Hechos 7, 43).  

II. LOS IDOLOS EN LAS CULTURAS ANTIGUAS 

El principal de todos que rivalizaba con Yahvé, era Baal que significa “Amo o Señor”, dios de los cananeos representado en forma de buey, y que fue sometido a la prueba del fuego por el profeta Elías En el monte Carmelo (1 Reyes 18,20-40). Baal era una deidad de la fertilidad, a quien se le atribuía el poder de la lluvia y las cosechas abundantes. Es probable que muchos de sus adoradores le lanzaran besos a una estatua suya o se arrodillaran ante ella, para incitarlo a que bendijera sus sembrados y sus ganados; además, acostumbraban hacerse cortes en sus cuerpos hasta sangrar (1 Reyes 18,28).  

Cuando en las Sagradas Escrituras se emplea el plural “baales”, se trata de varios ídolos, algunos de ellos eran locales o de la región.  

Marduk, el primer dios del panteón babilónico, su semejanza con El Dios Verdadero es causa de los ataques que contra él se menciona en el Antiguo Testamento, se le dedicó la famosa torre de babel. Era imaginado como un dragón.    

Rah, dios-sol egipcio, se le rendía culto en Heliópolis. (Amón) era el mismo dios en Tebas (al sur del Cairo), representado también como un carnero o ganso. Asimismo, El faraón Akenatón intentó sin éxito establecer a Atón, el disco solar, como deidad única. En Persia (hoy Irán), había otro dios solar conocido como Mitra, su culto se difundió en el Imperio Romano. Shamash, dios asirio-babilónico que representaba el mismo astro solar. La estrella del dios Refán (el planeta Saturno, adorado por los asirios), (Hechos 7,43); Amun, deidad lunar egipcio al igual que Nanna para los sumerios;  Anu, dios asirio –babilónico del cielo y Hadad, dios de la tormenta para los arameos.  

Horus, dios solar representado como un halcón o un hombre con cabeza de halcón. Esta ave era utilizada para la caza de pájaros de presa. Los egipcios los sacrificaban para pedir favores a los dioses, para sanación física   

Tot, dios de la lluvia y el trueno, era imaginado con cabeza de ibis (ave zancuda), mono o de perro. Los antiguos egipcios creían que el ibis se alimentaba de los reptiles que infestaban el País. Igualmente, el búho era el animal sagrado de la diosa griega Atenea 

Moloc, dios de los amonitas con cabeza de toro y cuerpo de hombre, divinidad principal de Biblos, su culto estaba muy extendido en Canán y en las colonias fenicias (1 Reyes 11,7). El toro o buey  de Apis, adorado sobre todo en Menfis, se embalsamaba y se colocaba en tumbas como las encontradas cerca del Cairo.  En Creta era un animal sagrado, como se observa en el  museo de Herakleion, de una bella escultura hallada en Knossos, de la cabeza de un toro en esteatita con cuernos de oro. Para los griegos, el Minotauro era un monstruo legendario con cuerpo humano y cabeza de bovino. El famoso “Becerro de Oro”, representaba la imagen del Señor; echo con las joyas del pueblo y  que adoraron Aarón y los hebreos mientras Moisés estaba en la “montaña sagrada” (Éxodo 32, 1-8). Se han descubierto réplicas de este ídolo como en la ya descrita   ciudad costera de Biblos, en Fenicia (Líbano), y en las ruinas de la antigua ciudad portuaria de Asquelón (Israel); donde los arqueólogos desenterraron un becerro de 12,5 centímetros de longitud hecho de bronce, cobre y posiblemente plomo y plata, el ídolo data del 1550 a. de C., antes de la conquista israelita de Canaán. Otros eran Hator, diosa de la antigua casa real egipcia bajo la forma de una vaca entre cuyos cuernos lucia  el disco solar. Jatón, diosa egipcia mujer con cuernos de vaca. Banaded, deidad egipcia en forma de carnero 

Yapet, la serpiente demonio. Al lado de la diosa cobra Ua Zit, deidad femenina del Bajo Egipto en los tiempos predinásticos. La cobra era también el emblema de la realeza para esta cultura. Los faraones tenían la costumbre de colocar una representación de la serpiente sagrada Wadjet en sus tocados. La Biblia menciona a una enorme serpiente que fue destruida por el profeta Daniel (14, 23-27). Este reptil era considerado como una divinidad dadora de vida, para los mesopotámicos, griegos y romanos; entre los sumerios se conocía la figura de la serpiente enrollada en una varilla como señal de vida. Representación que persiste aún en la medicina y la farmacología. Del mismo modo, la serpiente era  el símbolo de la religión de Canaán, país en el que vivió el pueblo de Dios, era considerada por los judíos como la representación del mal; porque es traicionera, venenosa y mata con su picadura.  

Sebek el cocodrilo. Estos animales limpiaban el río Nilo de la carroña. La antigua cultura egipcia aparte de los faraones también momificaban a los cocodrilos; como se han encontrado en algunos sarcófagos de las pirámides y tumbas del valle de los reyes y de Gizah. 

Heqt, dios egipcio bajo la figura de una rana 

Anubis,  dios de los muertos con cabeza de chacal y cuerpo de hombre; como se observa en una pintura funeraria del museo británico. Seth, se le identificaba en el país de los faraones como una especie de cánido de cola ahorquillada, con las orejas recortadas, y el resto del cuerpo de un hombre. En la mitología griega estaba Cerbero, perro con tres cabezas y guardián de los infiernos 

Bastet, la diosa egipcia en forma de gata. Se conserva una estatua de bronce del siglo VI a.C., Los gatos perseguían a las ratas que eran unas verdaderas plagas en las ciudades, en las aldeas y en los sembrados. Estos felinos eran sagrados y se castigaba con la pena de muerte, a aquel que los matara, así fuera accidentalmente. Cuando un gato querido moría, se le momificaba y se lo sepultaba en terreno sagrado. Debajo de las tumbas se les dejaba pequeños recipientes con leche y juguetes para que pudiera beber y jugar en el otro mundo. En la isla de Chipre se encontró la estatuilla de un gato similar a figuras de piedra y arcilla halladas en Siria, Turquía e Israel  

La Esfinge, monstruo legendario originario de Egipto. Híbrido de gran poder compuesto generalmente de cuerpo de león y cabeza de faraón, o a veces de animales como el carnero y el halcón. La más célebre se encuentra en Gizah. Fue a menudo la imagen del rey para los antiguos egipcios. 

Dagón, ídolo de los filisteos y de otras naciones mesopotámicas, con figura humana hasta la cintura, y terminando en forma de cuerpo de pez (1 Samuel 5,4). Tenía en Asdod un templo, adonde llevaron los filisteos el Arca de la Alianza después de quitársela a los israelitas, y cuando la introdujo la figura del ídolo cayó dos veces al suelo y en la segunda se hizo añicos. El otro lugar de culto estaba en Gaza, y fue destruido por Sansón  (Jueces 16,23ss). Los arqueólogos han encontrado en la región de la Mesopotamia los restos de seis templos en honor a Dagón, Istar, la diosa de la fertilidad, y de Shamsah, el dios sol. Originalmente, estos lugares de culto tenían una estatua de la deidad a la que se hacían ofrendas y súplicas. Los devotos colocaban imágenes de sí mismo en las que se representaban sonrientes, orando en los bancos del santuario, pues creían que así prolongaban el acto de adoración que rendían.  

Milcom, dios de los amonitas que tenía una corona de oro de un talento (1 Crónicas 20,3); Y a quien el rey Salomón edificó un santuario en Jerusalén (1 Reyes 11,5).    

Atum, dios egipcio con apariencia de un anciano creador del universo y del más allá. Según el Libro de los Muertos, al final de los tiempos aparecerá en forma de una serpiente. Osiris, una de las deidades principales del panteón egipcio, es el primer rey divino en Egipto. Ptah, creador de los dioses y seres humanos, es también señor de la ciudad de Menfis, se le representaba como un hombre con una vestidura ceñida, con gorro, cetro y alas. Amón, dios rey egipcio, tenía forma humana, con una corona y dos plumas. 

Los faraones eran embalsamados y colocados en tumbas dentro de las pirámides. En el Libro de los Muertos (1500 a.C.), narra el viaje celestial del faraón, en forma de pájaro -oca, garza real o halcón, langosta o escarabajo –ayudado por los dioses, para convertirse en viaje al más allá en un dios. Los escarabajos eran momificados como talismanes de los faraones y símbolo de la resurrección e inmortalidad en el antiguo Egipto. Mélec, que significa ‘’rey”, y se aplica en el Antiguo Testamento como título a varios dioses legendarios (Isaías 57,9).  

La mitología Griega y Romana adoraban en santuarios y templos a dioses con figuras humanas que vivía en una especie de panteón llamado el Olimpo, Como Zeus y Hermes para los griegos (Hechos 14,11-12). Durante el reinado de Antíoco  Epífanes IV, hizo erigir en el Templo de Jerusalén en el año 168 a.C., un altar pagano en honor de Zeus, intentando erradicar la fe judaica. Este acto de impiedad y de sacrilegio fue lo que motivaron la insurrección de los hermanos Macabeos. Otra “abominación” similar del emperador Calígula fue cuando quiso levantar su estatua en el mismo Templo Sagrado. Murió antes de que su orden fuera ejecutada.  

En el segundo viaje misionero de Pablo se dirigió a Atenas, famoso centro de la filosofía y de culto pagano. Fue aquí que predicó en el Areópago, observando un monumento al “dios desconocido” (Hechos 17,19-23). En esta parte del territorio del Imperio Romano se han descubierto altares dedicados en latín a dioses anónimos. Se halló uno en Pérgamo, con la inscripción escrita en griego, como la hallada en Atenas por el apóstol de los gentiles.  

Los  emperadores romanos como vimos anteriormente, siguiendo la costumbre de los monarcas griegos eran considerados como "semi dioses” o “hijos de los dioses”. Esta práctica se remonta después de la muerte del general Julio César, quien había sido elevado a este rango por el Senado romano. A partir de entonces, su hijo adoptivo y sucesor, Octavio, fue declarado “Divi Filius”, es decir, “Hijo de Dios” o “Hijo de un Ser Divino”. Tal designación latina se convirtió en un título solemne de los emperadores al igual que otros nombres como: “Soter” (Salvador), “Dominus et Deus” (Señor y Dios), “Divus Augustus” (Divino Augusto) o “Pontifex Maximus” (Máximo Pontífice). En sus monedas eran acuñadas con una corona radiante. Los aclamaban con las mismas palabras con que invocaban a un dios, con himnos y cantos. Además, se le erigían altares, estatuas y templos donde se le ofrecían sacrificios.  

La “Gran Madre” o “Diosa Madre” aparece en la antigüedad con varios nombres: la “diosa reina del cielo” en Egipto (Jeremías  44, 16-19), al lado de Aserá, diosa cananea de la fertilidad. Al respecto, los israelitas practicaban su mezcla de culto en los llamados “lugares altos” (2 Reyes 23,5-8; Ezequiel 6,6), que consistían en santuarios con altares, estantes para incienso, columnas sagradas de piedra y postes simbólicos de madera o troncos de árbol esculpidos en forma femenina atribuidos a esta divinidad mitológica (Deuteronomio 16,21). Del mismo modo, los arqueólogos han encontrado cientos de estatuillas de terracota en Jerusalén y Judá, sobre todo en las ruinas de los hogares particulares. La mayoría son representaciones de una mujer desnuda con senos de un tamaño exagerado. Los expertos señalaban que se trata de Astoret y de Aserá, y opinan que las figuras eran “talismanes para facilitar la concepción y el alumbramiento”.  

Otras deidades eran: Astarté (Venus semita), se le rendía tributo junto con Baal (Jueces 2,13); Ishtar, en Babilonia; Anath, en Fenicia; Isis en Egipto; Gea y Demétre en Grecia; en Creta estaba ligado al de la serpiente, animal mágico; la diosa Buho como una mujer con cabeza de pájaro, símbolo de regeneración. Y otras muchas diosas como: Artemisa, para los griegos, o Diana, para los romanos, cuyo culto estaba muy arraigado en Efeso (Turquía); su templo estaba considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo, era  adorada en esta ciudad y en toda Asia (Hechos 19,27). La estatua de la diosa  del amor Venus, en el nombre latino de la diosa griega Afrodita, que fue encontrada en 1821 por un campesino de la Isla de Milo. Esta hermosa escultura  conocida como la “Venus de Milo”,  se puede apreciar en el museo del Louvre (París). Atenea, en Grecia igual a Minerva, en Roma; la diosa griega Hera; Ninli, en Mesopotamia; Nidaba, en Sumeria; Sin en Babilonia y demás.     

Esculapio, dios griego de Pérgamo que obraba milagros a favor de los enfermos, y por eso se le daba el título de “salvador”. Esto les disgustaba mucho a los primeros cristianos. Por eso Jesús resucitado en el libro de las Revelaciones llamó a esta ciudad de Asia menor como el lugar donde “Satanás tiene su trono” (2,13). 

Estos ídolos de los paganos eran elaborados con “oro, plata, Bronce, hierro, madero y piedra” (Daniel 5,4), “tienen boca, pero no pueden hablar, tienen ojos, pero no pueden ver” (Salmo  115, 4- 8). “El que funda una estatua para adorarla como si ella fuera un dios, pierde su tiempo (Isaías 44,10), ya que son verdaderos “altares de los demonios” (2 Reyes 23,8), “que no sirven para nada”  (Jeremías 2,11), ni pueden salvar   (Isaías 45,20), “imágenes engañosas y sin vida” (Jeremías 51,17). El apóstol San Juan recalca que hay que cuidarse de los “dioses falsos” (1 Juan 5,21), “Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos” (Apocalipsis 96,5). Mientras que San Pablo agrega “los dioses hechos por los hombres no son dioses” (Hechos 19,26), “un ídolo no tiene valor alguno en el mundo” (1 Corintios 8,4). Por esta razón, hay que pasar “de los ídolos a Dios” (1 Tesalonicenses 1,9).

 

III. CONDENACION DE YAHVE A LA IDOLATRIA 

Hay tres razones por las que La Biblia condena este tipo de culto: 

1.   Porque era algo detestable ante los ojos del Todo Poderoso: ‘Yo soy el Señor, ése es mi nombre, y no permitiré que den gloria a ningún otro, ni  que honren a los ídolos en vez de a mí” (Isaías 42,8), El es “un Dios celoso” (Éxodo 34,14). De hecho, cuando el pueblo hebreo entró a la tierra del Canaán tenían la misión de destruir los “ídolos” y sus “altares” (Números 33,52). Por su parte, los profetas escarnecían y ridiculizaban  a los otros dioses y a los ídolos que adoraban los otros pueblos. En ocasiones los llamaban ídolos “repugnantes” o “abominaciones” (1 Reyes 11,5). Cuando los judíos no querían pronunciar el nombre de un falso dios o ídolo, simplemente se referían a ellos como “oprobio”, “vergüenza”, “apostasía” o “fornicación” contra Dios. Los historiadores bíblicos han descubierto que la adoración de Baal, Astoret y otros dioses cananeos; consistía en orgías en sus propios templos, con sacerdotes castrados, la prostitución sagrada  y toda clase de placeres mundanos (1 Reyes 12,24; 15,12; 22,47; 2 Reyes 23,7).  

2.   Porque el pueblo judío llegó o introducirlos en el templo sagrado de Jerusalén, la ciudad escogida entre todas las tribus de Israel (1 Reyes 11,32), después de que el rey Salomón en su vejez Cayera en la idolatría (1 Reyes 11, 4; Jeremías 7,30, Nehemías 13,26); lo que duró hasta la reforma en el reinado de Josías (2 Reyes 23,4).   

3.   Porque los israelitas les ofrecieron en su honor vino y cereal (Isaías 57, 6), tortas (Jeremías 7,18), incienso en altares de ladrillo y sobre los montes (Isaías 65, 3.7); Sacrificaban toros, mataban hombres, degollaban ovejas, desnucaban perros y derramaban la sangre de los cerdos (Isaías 66,3). Incluso, “han sacrificado en el fuego a sus propios hijos”   (Ezequiel 23, 37). A Moloc (o Mólek), los hebreos llegaron a tributarle esta clase de sacrificios en el valle de Ben-Hinom (o Gehena), situado al sur de Jerusalén (Jeremías 32,35). En  las antiguas tierras del Canaán (lo que hoy es Israel y el Líbano),  hace unos 3500 años atrás, la estatua de bronce de este ídolo con los brazos extendidos, se ponía un horno al rojo vivo y las víctimas (niños primogénitos), eran arrojadas al interior (Deuteronomio 12,31). La arqueología ha encontrado en Cartago, campos de urnas conteniendo esqueletos de infantes recién nacidos calcinados. Culto semejante hubo en toda el área  mediterránea. 

Fueron estas las causas por las que el Señor castigó ejemplarmente a Israel (Jeremías 44, 22-23).

 

IV.  LAS IMAGENES SAGRADAS EN EL JUDAISMO 

El mismo Dios del cielo le ordenó a su pueblo construir figuras con fines curativos, sagrados y decorativos; como:  

La “serpiente de bronce” que fue utilizada como antídoto contra la mordedura de estos reptiles en el desierto del Sinaí (Números 21, 8). Esta imagen estuvo doscientos años en el Templo de Jerusalén, hasta que el rey Ezequías mandó destruirla, porque los hebreos la llamaban Nejustán, idolatrándola y  ofreciéndole sacrificios de incienso (2 Reyes 18,2-4). 

La Menorá, candelabro de siete brazos que se colocó en el interior de la Tienda Sagrada y después en el Templo de Jerusalén, tenía grabadas flores de almendro (Exodo 25,33), ardía frente al Arca de la Alianza. En Tierra Santa es el símbolo de la ley, la luz de Dios que ilumina a su pueblo escogido. En la antigua Jericó se descubrieron las ruinas de la sinagoga de Noara. Allí se halló un mosaico de la menorá, con la inscripción hebrea “Shalom al Israel” (La paz con Israel). 

El “Sello” o “Estrella de David”, es un símbolo de origen bíblico (Génesis 49, 1-10; Números 24,17), aunque se desconoce en que circunstancias pasó a ser el emblema nacional del estado de Israel, utilizado en monumentos y en su bandera. 

En el museo nacional de Damasco, se encuentra unos treinta paneles pintados que hacen alusión al tema de la restauración y la salvación del pueblo hebreo, la venida del Mesías, al igual que imágenes de los patriarcas, de Moisés y el éxodo, de la pérdida del arca sagrada y su recuperación, del rey David y la reina Ester. Los eruditos bíblicos han relacionado estas representaciones artísticas con las Biblias ilustradas, que empezaron a circular durante los siglos II y III d.C., y que indica que el arte religioso católico tuvo su origen en las fuentes de la religión judaica.    

Se han encontrado estatuas, frescos y mosaicos de figuras humanas,  de animales y de pasajes bíblicos en  antiguas sinagogas que datan del siglo II al VI d.C., en Tíberiades, Beit Alfa, Yeras, Narra, Dura y otras; así como en las tumbas judías de Roma que se adornaban con imágenes (Comparar con Mateo 23,29).  

Mical, la esposa del rey David tenía en su casa de Jerusalén una imagen de Terafim, un ídolo doméstico que al parecer tenía el tamaño y la forma de un hombre (1 Samuel 19,12-13). Los hallazgos arqueológicos indican que en tiempos bíblicos, las tallas de Terafim, no solo se usaban con fines religiosos, sino también como títulos de propiedad familiar. Anteriormente, Raquel, esposa de Jacob, había robado un Terafim a su padre (Génesis 31, 19). Con la reforma religiosa de Josías desaparecieron, ya que los judíos le habían relacionado con un talismán para la buena suerte, también tenían amuletos que escondían debajo de la ropa (2 Reyes 23,24).  

 

V. EL TEMPLO DE JERUSALEN 

Este recinto sagrado construido por el rey Salomón hacia el siglo X a.C., era llamado como la “casa del Dios verdadero” (2 Crónicas 24,7), “casa de oración para todos los pueblos” (Isaías 56,7), “Santo Templo” (Salmo 68,5) o “templo del Señor” (1 Samuel 1,9.24); era considerado como “una figura del santuario verdadero” (Hebreos 9,24); y estaba adornado en un principio por “seres alados, palmeras, flores, granadas, frutas, leones, toros y guirnaldas” (1 Reyes 6, 18.29.32.34-35;  7,19-20,25. 29.36). El ya mencionado rey judío, hizo dos enormes ángeles de madera de olivo y cubiertos de oro, para que custodiaran el Lugar Santísimo (1 Reyes 6,23. 28-29). Anteriormente, Moisés había dado ordenes a los artistas para Que confeccionaran en el Santuario, diez cortinas de diferentes colores bordadas con dos seres alados (Éxodo 26,1.31-33; 36,8.35);  Y todo esto con la aprobación celestial. Es más, en la visión que el profeta Ezequiel tuvo del “templo futuro”, aparecen dos imágenes de un ángel con cara de hombre y otro con cara de león, al lado de más “seres alados y palmeras” (41, 18-20). 

El Sagrado Templo (Bet ha-Micdash), estaba dividido en tres partes: el atrio (Ulam), la sala principal del santuario o el  lugar santo (Hekal), y el Santo de los santos, allí sólo podía entrar el Sumo Sacerdote una vez al año. El  “Santo de los Santos” (Sancta Sanctorum), era el lugar de la Shekirá, es decir, de la presencia y de la gloria de Yahvé (Éxodo 29,43-46; 40, 34-38). 

Fue además el centro religioso de la nación de Israel, destruido por Nabucodonosor de Babilonia en el 587, es reconstruido por Zorobabel a la vuelta del destierro hacia el 515,  rehecho nuevamente por Herodes el Grande, empezando su construcción hacia el año 20 a.C., recibirá en varias oportunidades al Hijo de Dios. Hacia el año 70 de nuestra era, es arrasado por los ejércitos romanos de Tito, solo quedo el llamado “Muro de los Lamentos”, el lugar más sagrado para los judíos hoy en día.

 

LAS IMAGENES SAGRADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA 

AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS. 

 En la Vía Apia situada en los aledaños de Roma, se encuentran las catacumbas  (considerados los monumentos cristianos más antiguos), aquí hay diferentes  representaciones artísticas de lo sagrado como en la de “San Calixto”, “Domitila” y “San Sebastián”. En su interior se han encontrado imágenes, nichos de tumbas decorados con diferentes motivos, monumentos y  murales que representan entre otros motivos algunas escenas bíblicas: 

La Virgen María con el Niño Jesús, el pesebre, la visita de los Magos de Oriente, la muerte de Cristo en la Cruz. Según los resultados cronológicos los mismos datan de mediados del siglo II y principios del III, hasta el siglo IV de nuestra era. 

En una antigua necrópolis del subsuelo de la basílica de San Pedro de la segunda mitad del siglo II, se descubrió un mosaico del techo conocido como “Cristo el Sol de Justicia”, mientras asciende al cielo sobre una cuadrilla de caballos blancos, sosteniendo un globo en la mano izquierda (Mateo 25,31; Apocalipsis 22,16). En las paredes se distinguen las imágenes del Buen Pastor, de Jonás tragado por el monstruo marino, y la de un pescador que tira del anzuelo a un pez mientras otro huye; símbolo de las almas que pueden acoger o rechazar la salvación eterna. 

Jesús, el “buen pastor” (Juan 10; 11), aparece en una lápida sepulcral cristiana de las catacumbas de Domitila, en Roma, de final del siglo III. Esta figura representa algunas características de Jesucristo, Buen Pastor, que guía y protege a sus fieles (las ovejas), con su autoridad  (el callado), les atrae con la sinfonía melodiosa de la verdad (la flauta), y les hace reposar a la sombra del “árbol de la vida” (su cruz redentora que abre las puertas al Paraíso).  

El “pez”, Los primeros cristianos adoptaron en los sarcófagos y en las catacumbas el dibujo de un “pez”, ICHTUS (en griego), por corresponder estas letras a las iniciales en griego de “Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador” (Iesous CHristus, THeou Uios, Soter), (Tito 2,13; 2 Pedro 1,1). Del mismo modo, el Divino Maestro les anunció a los primeros apóstoles que en adelante serían “pescadores de hombres” (Mateo 4,18-22). En la catacumba Lucina, se encuentra un mosaico de un pez sosteniendo un canasto con panes, que representa la simbología eucarística (Juan 6,51). Del mismo modo, en la aldea de Tabgha, donde la tradición antigua localiza el sitio de la multiplicación de los panes y peces (Mateo 14,13), se desenterró los restos de una iglesia del siglo IV, que contiene un único y bello piso de mosaico, donde se puede apreciar el pavo real, pájaros acuáticos, flora regional y una cesta con panes y peces, junto al altar.   

Se conserva un sarcófago cristiano descubierto en Arlés. Allí está esculpido el Salvador, en medio de dos figuras: la primera muestra a un apóstol, que está junto a él con cinco panes y dos peces puestos sobre un ara; y la otra figura representa  una planta, alrededor de la cual se enrosca una serpiente. Los panes y los peces sobre el altar simbolizan el sacrificio eucarístico. La serpiente con sus espirales enroscados alrededor de un tronco, representan el pecado original.  

El  Ancora o “Ancla de la Esperanza”, el autor de la carta a los Hebreos (6,19), la utiliza para expresar nuestra confianza en el Señor Jesús, y en su sacerdocio eterno “como ancla segura y firme” que da la fe en épocas de persecución, como ocurrió en los cuatro primeros siglos del catolicismo en el imperio de los Césares; la letra E que con frecuencia acompañaba al ancla es probablemente una abreviación para “Elpis”, palabra griega de “Esperanza”. 

En las tumbas de los santos mártires, junto al nombre de la víctima aparece la palabra “en Cristo” (Romanos 1,3-4). Igualmente, el “Crismón”, combinado con el monograma en griego de Cristo (P=Khi – X=Rho), con las iniciales A (Alfa=principio) y W (Ómega=fin) (Apocalipsis 22,13). Desde el siglo III, se encuentran algunas representaciones que encierran estas dos letras en una corona triunfal, enfatizando el Señorío de Cristo. O también epitafios como “Aquilina duerme en paz” (Juan 11, 11-14). 

Una mujer sacando agua, este es un primitivo símbolo cristiano que aludía al consuelo que el alma humana encuentra en el cielo (Apocalipsis 22,17). La paloma que representa el alma del creyente. El pavo real, símbolo de la inmortalidad. El alma de los muertos rodeada de aves, flores y frutos, celebrando un banquete en el cielo (Lucas 13,29). El dibujo de una palma,  emblema del martirio (Apocalipsis 7,9).   

El Aguila, en la tradición cristiana simboliza la resurrección y al evangelista Juan. De ahí que en las iglesias católicas, el frontis del púlpito esté esculpido muchas veces la figura de un águila que lleva la Biblia sobre sus alas extendidas (Éxodo 19,4). Igualmente, en algunos baptisterios de iglesias antiguas aparece decorado en el suelo el águila y el pez como emblemas de este sacramento de iniciación cristiana.  

Los Santos Padres de la Iglesia como san Juan Crisóstomo, San Ambrosio y San Agustín; puntualizaban que los crucifijos, iconos e imágenes de Jesús, María, los santos y los ángeles; están hechos no para adorarlas, sino para veneradas, y dirigir nuestras plegarias al Altísimo (2 Samuel  22,7).

LA CRUZ DE CRISTO 

AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS. 

I. CONTEXTO HISTORICO 

La crucifixión como pena capital fue utilizada en Asiría, Fenicia, Babilonia, Cartago y Persia. Los romanos hacia el siglo I a.C., la adoptaron en todo su imperio. Esta ejecución era aplicada contra  los esclavos rebeldes, soldados que desertaban de las filas, espías, asesinos y sediciosos. Se consideraba la forma de ajusticiamiento más degradante y brutal.  

El lugar de la sentencia podía ser la sede misma de la autoridad, el pórtico, el patio o balcones sobre las plazas públicas, donde solían congregarse mucha gente, mientras que la ejecución solía ser en un campo o una loma aislada fuera de las murallas. Primero el condenado era flagelado con cuarenta azotes, luego se le colgaba en el cuello una tabla que indicaba el motivo de su delito, además de un pesado tablón horizontal con los brazos extendidos y amarrados, hasta llegar al sitio señalado para su muerte, donde era fijado a un poste vertical por medio de cuerdas y clavos.  

Dependiendo de la gravedad del crimen, había cruces altas y bajas. La persona desnuda quedaba suspendido de la cruz  hasta que se producía su deceso, que podía durar hasta días enteros, o eran rematados a golpes. Rara vez los crucificados eran indultados, pero muy pocos sobrevivían.  

A los reos se les daba una bebida alcohólica y anestésica, fuertemente aromatizada; el historiador cristiano Eusebio de Cesárea (siglo IV), afirma que muchos de ellos fueron mantenidos así hasta que murieron por el hambre y la deshidratación. En otros casos, se le ofrecía la antigua bebida del legionario, la “posca”, agua desinfectada con vinagre, para aliviar un poco el sufrimiento.     

El derecho romano no preveía el enterramiento de los que habían sido crucificados, los restos humanos se dejaban colgados en los maderos indefinidamente hasta que los devoraban las aves de rapiña u otros animales. Salvo en algunos casos y para impedir brotes de epidemia, los condenados eran enterrados en fosas comunes, o sus cadáveres eran entregados a cualquiera que lo solicitase para darle sepultura. El suplicio de la “Crux Romana”  duró casi cinco siglos, y fue abolido oficialmente en los últimos años del reinado de Constantino en el 330 d.C.

 

II.  LA CRUCIFIXION EN EL PUEBLO JUDIO 

En la ley mosaica no había un mandato que ordenase colgar vivos a los ajusticiados en una cruz; en el Israel de los tiempos bíblicos a los judíos ejecutados (generalmente por lapidación), eran llevados fuera de la ciudad, los testigos del crimen arrojaban las primeras piedras y luego lo hacía el pueblo, si la causa era muy grave se les exponía a manera de ejemplo público suspendiendo los cadáveres de un poste o árbol durante el resto del día, antes del anochecer se tenía que sepultar sus cuerpos. Según las tradiciones rabínicas consignadas el Talmud, cualquiera que tuviera después contacto con el cadáver del condenado, o con los instrumentos del suplicio, era declarado legalmente impuro (Véase Deuteronomio 21,22-23). En 2 Samuel 21, 6.8-14 se menciona una excepción, porque no es un caso de sentencia judicial sino de venganza política. Ni siquiera se dejaba sin enterrar los cuerpos de los enemigos muertos (Josué 8,29; 10,26; 2 Samuel 4,12).  

Existía además el rechazo de la tortura en general, y a un tipo de muerte tan prolongado y cruel. El hecho mismo de mandar a alguien morir en la cruz era una costumbre pagana, y por consiguiente, impura desde todo punto de vista moral y religioso. La lengua judía no tenía ni siquiera un término equivalente a “crucifixión”, ni lo formó jamás, ni aun durante largos períodos de dominación extranjera, sino que usó el equivalente de “colgar” en un madero (Véase Hechos 5,30; 10,39).   

El pueblo de la antigua alianza había experimentado esta pena de muerte en tiempos de la ocupación de Antíoco Epifanes (hacía el año 170 a.C.), cuyos soldados habían crucificado a hebreos que se habían negado a renunciar a su religión ancestral. Los soldados sirios estrangulaban también a las mujeres y a sus hijos varones circuncisos, colgándolos al cuello de sus madres, que habían sido atadas a las cruces. 

En la Palestina de la época de Jesús, los romanos aplicaban esta ejecución a judíos en masa; El historiador judío Flavio Josefo, testigo de la destrucción de Jerusalén hacia el año 70 d.C., narra en sus crónicas que centenares de hebreos huían cada día por la ferocidad del combate o acosados por el hambre. Ninguno de los que caían en manos de los ejércitos del general Tito eran dejados con vida; todos eran crucificados alrededor de sus murallas, para aterrorizar a los supervivientes que resistían. Cada día podía presentarse más de quinientas condenas, llegando a faltar terreno para plantar tantas cruces, incluso los soldados se divertían clavando a los israelitas en las más diversas posturas.

 

III. LA TEOLOGIA DE LA CRUZ 

En su ministerio público el Mesías había asociado la cruz con la exigencia que implica imitarlo, porque “el que no toma su cruz  y sigue es pos de mí, no es digno de mí” (Lucas 9,23; 14,27). Solamente se reconoce la grandeza de su misión salvadora con el sacrificio de la cruz: “Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy” (Juan 8,28), “Como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del Hombre, para que todo el que crea tenga por El vida eterna” (Juan 3,14-15. Véase también 12,32; 19,37; Lucas 24,25-26). Dios Padre por medio de Jesucristo reconcilió “todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1,20). Asimismo, su triunfo sobre los demonios y las fuerzas malignas, se cumple en la cruz (Colosenses 2,15), el Señor resucitado no borró de su cuerpo las llagas de su martirio en el madero, sino que las mostró como señal de su victoria (Juan 20,24-29). 

San Pablo hace en sus epístolas toda una “teología al misterio de la cruz”, porque si la Escritura dice “maldito el que está colgado de un madero” (Deuteronomio 21,23), Jesús nos liberó de la maldición de la ley (Gálatas 3,13-14). Y si el Cristo crucificado es un escándalo para los judíos y una locura para los gentiles, para los llamados es “poder y sabiduría de Dios” (1 Corintios 1,23-24). El mismo apóstol confiesa: “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas 6,14); “por ahí andan muchos de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo” (Filipenses 3,18). Su predicación esta centrada en “Jesucristo crucificado” (1 Corintios 1,23; 2,1-2), “Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo. Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (1 Corintios 1,17-18), ya que el Redentor del mundo “estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2,8).

 

IV.  LA RELIQUIA DE LA SANTA CRUZ 

Santa Helena descubrió en el siglo IV los restos del santo madero en la colina del Gólgota, parte de los mismos fue llevada por la augusta emperatriz a Roma, donde su hijo Constantino mandó a edificar la “Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén”. Otro tanto del valioso leño permaneció en la Ciudad de Dios, en la “Basílica del Santo Sepulcro” en el monte Calvario, dentro de un relicario cubierto de piedras preciosas. Con la invasión de los persas a manos del rey Mazdeo Cosroes II, en el año 614,  fue saqueada y llevada consigo. En su poder permaneció hasta que el emperador Heraclio en el 630, tras una campaña militar de seis años, la recuperó y la trajo nuevamente a Jerusalén.  

Quiso este monarca devolverla al lugar de donde había sido profanada, por medio de una procesión revestido con  los atuendos propios de su dignidad real, pero cuando intentó ponerse en marcha, no pudo dar ni un paso porque una fuerza invisible se lo impedía. El obispo de la Ciudad Santa le dijo: “Mira, emperador, que esos arreos triunfales con que vas ataviado no están de acuerdo con la pobreza y humildad de Jesucristo”. Se despojó entonces Heraclio de todas sus vestiduras, y con un hábito de penitente y los pies descalzos, entró fácilmente hasta la basílica del Santo Sepulcro. Cinco años después, a causa de los ataques de los árabes, el rey transportó esta reliquia a Constantinopla. Años más tarde la hazaña de Heraclio fue asociada por la liturgia romana a la festividad de la exaltación de la Santa Cruz.

 

V. EL SIGNO DE LA CRUZ EN LA IGLESIA CATOLICA 

Los Padres de la Iglesia escribieron sobre la importancia de hacerse el signo de la cruz; Hipólito de Roma (+235), afirma que los creyentes tenían la costumbre de trazar sobre la frente el signo de la cruz: “Cuando estés tentados, sígnate la frente con devoción y piedad”. San Efrén, el sirio, en el año 306, dijo: “Marcar todo lo que haces con el signo de la cruz dadora de vida. No salgas de la puerta de tu casa hasta que te hayas persignado con el signo de la cruz. No te opongas a hacer este signo cuando estés comiendo o bebiendo o yéndote a dormir, bien sea que estés en casa o en un viaje”. Este bello gesto de piedad popular, expresaba el gran significado  de la pasión y muerte del Señor, en los primeros siglos de la fe verdadera. 

Por esta misma época Constantino se encontraba en guerra contra Majencio, y mientras marchaba con sus  ejércitos vio una tarde en el cielo una cruz luminosa, que también fue observada por sus generales y soldados; y con ella estas palabras en latín: “In hoc Signo Vinces” (por este signo vencerás). Durante la noche siguiente se le apareció en un sueño Jesucristo, que le ordenaba cambiar el símbolo pagano del águila imperial de sus estandartes de guerra, y adornarlos con el monograma entrelazado de las letras XP (Cristo en griego). Al amanecer y con el signo de la protección divina, los dos bandos se encontraron en el puente Milvio, no lejos de la Ciudad Eterna, el 28 de octubre del año 312. Majencio fue vencido y al huir para protegerse en los muros de Roma, murió ahogado en las aguas del río Tíber, poco después Constantino entró triunfante a la capital del imperio romano. 

Al año siguiente (313), Constantino, emperador de Occidente, y Licinio, uno de los Césares de Oriente, se reunieron en Milán y promulgaron el célebre Edicto del mismo nombre que concedió plena libertad de culto religioso a los cristianos, y ordenó que se restituyeran los templos y bienes confiscados a la Iglesia Católica, la cual había sido perseguida durante los tres siglos pasados.

 

VI. LA CRUZ EN EL ARTE CRISTIANO 

La cruz aparece pintado en las catacumbas (considerados los monumentos cristianos más antiguos). Asimismo, en el palatino en Roma, se encuentra una imagen de burla al crucificado, con cabeza de asno; siendo esta la forma como los paganos humillaban a los cristianos condenados a este  martirio en el siglo III.  

Las cruces utilizadas en los primeros siglos del catolicismo carecían de la imagen del Redentor, pero a mediados del siglo V apareció sobre la puerta de la basílica de Santa María la Mayor, en la Ciudad Eterna, una cruz que contenía la imagen de Cristo. Aprobado por el papa Celestino I, este símbolo recibió el nombre de Crucifijo, y a partir del siglo X se convirtió en elemento litúrgico. 

En la Edad Media las grandes catedrales y las tumbas de los pontífices y emperadores cristianos estaban bellamente adornadas con la cruz. Ya a finales de la Edad Media se estableció que el altar mayor de todas las iglesias católicas debía tener un crucifijo, custodiado por dos luces.

 

¿EXISTE REALMENTE EL PURGATORIO? 

AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS. 

INTRODUCCION: El pastor protestante Carlos P. Chapmann, en su obra “Lo que creemos los protestantes y contra qué protestamos”, dice lo siguiente: “Negamos la existencia del Purgatorio, creyendo que es inútil pagar para sacar almas de un lugar que no se menciona en la Biblia”. Ahora bien, la Iglesia Católica es la única confesión cristiana que cree en la existencia del Purgatorio. Sin embargo, el catolicismo tiene a su favor no solamente argumentos teológicos y bíblicos, sino también pruebas del más allá que presentaremos a continuación: 

I. EL CAMPO DE LA TEOLOGIA 

Afirma el Catecismo de la Iglesia Católica en sus numerales 1030 y 1031, que “Los que mueren en la gracia y la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo. La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados”. (Véase al respecto 2 Tesalonicenses 1,7-9). 

Desde los primeros siglos del cristianismo los Santos Padres enseñaban sobre la existencia de un estado de purificación después de la muerte. En las catacumbas de Roma encontramos inscripciones en las tumbas, que piden orar por los muertos, y sobre los sepulcros de los mártires se celebraba la Eucaristía, a fin de que el sacrificio de Cristo en la cruz redimiera a los fallecidos. En el siglo XI, se le da el nombre de “Purgatorio”. El Papa Inocencio IV, en 1254, será el primero en tocar oficialmente el tema e incorporar la palabra “Purgatorio” a la doctrina de la Iglesia. En el Concilio de Florencia se promulgó solemnemente el día 6 de julio de 1439 un decreto llamado “Laetentur Caeli”, en el que declaraba dogma de fe para todos los católicos tres cosas: 

1.   Que el Purgatorio existe

2.   Que no es un lugar físico, sino un “estado del alma” en que las almas de los difuntos son purificadas

3.   Que los vivos pueden ayudar mediante sufragios (misas, oraciones, penitencia y obras de caridad)  para que puedan ascender al cielo 

Posteriormente, en el siglo XVI el Concilio de Trento prohíbe agregar al tema del Purgatorio cualquier otra cuestión. Razonamientos tales como si el Purgatorio es un lugar frío como un glaciar o si por el contrario un océano de llamas, o cuáles son las penas, cuánto tiempo se pasa y cómo se sufre; la Revelación Divina (Biblia y Tradición), no lo dice, y el magisterio de la Iglesia Católica no ha formulado declaración alguna al respecto. De hecho, Santa Catalina de Génova (siglo XV), escribió: “No hay felicidad comparable a la de los que están en el Purgatorio, a no ser la de los santos en el cielo. Este estado debería ser más ansiado que temido, pues sus llamas son llamas de inmenso amor y nostalgia”  

II. EL PUNTO DE VISTA BIBLICO 

En el Antiguo Testamento encontramos la siguiente indicación: “Es por lo tanto, un pensamiento santo y saludable el rogar por los difuntos, a fin de que sean liberados de las penas que hayan incurrido por sus culpas” [2 Macabeos 12,46.                 (Este libro no es aceptado por las Iglesias Protestantes)]. Aquí se relata que en el año 160 a. C., en una batalla contra los sirios murieron varios soldados judíos. Al ir a enterrar sus cadáveres, hallaron que tenían bajo sus ropas colgados amuletos y talismanes prohibidos por Dios. Por esta razón, Judas Macabeo hizo una colecta entre los demás combatientes y la mandó al templo de Jerusalén para ofrecer un sacrificio por los pecados de los guerreros abatidos, y así el Altísimo los perdonara y pudieran gozar de la resurrección. 

Ya en el Nuevo Testamento San Pablo al hablar del juicio final, dice: “La obra de  cada hombre ha de manifestarse en el día del Señor, el fuego mostrará cuál sea la obra de cada uno…no obstante, él no dejará de salvarse, si bien como quien pasa por el fuego” (1 Corintios 3,13-15). Nótese bien, que el apóstol de los gentiles admite la existencia de un lugar en donde se purifica con el fuego las obras “imperfectas” de los hombres para ser dignos de llegar a Dios (Apocalipsis 21,27). Caso contrario, es la sentencia del mismo Jesús, cuando asegura que los condenados irán al “fuego eterno” del Infierno en compañía del Diablo y sus demonios (Mateo 25,41). 

 

III. LAS EXPERIENCIAS DE LOS SANTOS Y MISTICOS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO 

Algunos “santos(as)” y “místicos(as)” han tenido visiones y revelaciones de las almas del Purgatorio. Estas experiencias son consideradas de carácter privado. Por lo tanto, no aportan nada nuevo al dogma del Purgatorio, y cada fiel tiene la libertad de creer o no en las mismas. 

San Juan Macias (siglo XVII), fue un hermano dominico español, que se santificó siendo portero en el convento de Santa María Magdalena en Lima (Perú). Su oficio le permitía orar constantemente por las almas de los difuntos, de modo que un día le confió a su director espiritual: “Por la misericordia de Dios, con el rezo del rosario he sacado del Purgatorio a 1.400.000 almas”. Por eso se le dio el nombre de “Ladrón del Purgatorio”. El mismo afirmaba que le parecía escuchar siempre el murmullo de las ánimas en pena que le pedían oración.      

A Santa Faustina Kowalska (Siglo XX), religiosa polaca de Nuestra Señora de la Misericordia, le fue revelado que el mayor sufrimiento de las almas de Purgatorio es no poder gozar de la visión beatífica de Dios en el cielo.   

La Beata estigmatizada Ana Catalina Emmerich (1774-1824), fue una monja Agustina alemana, que tuvo no solamente visiones sobre la pasión de Jesús, sino también de la Virgen María, el Cielo, el Infierno y el Purgatorio. En una ocasión recibió el encargo de las almas del Purgatorio de hacer diferentes obras, como rezar letanías de los santos y los siete salmos penitenciales por su liberación.  

María Simma (Siglo XX), fue una mujer austriaca que escribió un libro de sus experiencias místicas con las ánimas del purgatorio, que le fue remitido a su obispo. En uno de sus apartes se cuenta su encuentro con un sacerdote cuya mano derecha estaba negra, al preguntarle la causa, el alma del presbítero le contesto: “Yo debía haber bendecido más, di a todos los sacerdotes con quienes te encuentres que deben bendecir más: Ellos pueden dar numerosas bendiciones y conjurar las fuerzas del mal”.  

La estigmatizada y mística alemana Teresa Neumann (siglo XX), dos veces en el día, mañana y tarde, visitaba el Purgatorio. Allí observaba las ánimas con una figura luminosa, pero no eran todavía puras. 

La también estigmatizada italiana Teresa Musco (Siglo XX), al no poder visitar el cementerio por sus continuas enfermedades, aconsejaba: “Es realmente hermoso ofrecer no flores que se marchitan, sino oraciones y sufrimientos por las almas del Purgatorio”.    

Uno de los hechos más sorprendentes de encuentros con las ánimas del Purgatorio se dio en el monasterio de las franciscanas de San Leonardo, en Monfalco (Italia), cuando a la abadesa de nombre sor María Teresa de Jesús, entre los años 1918 a 1919, escuchó la voz del alma de un sacerdote después de hacer sonar la campanilla de la sacristía. El alma del levita pedía que se celebraran misas por su eterno descanso, dejando en cada ocasión cierta cantidad de dinero. En total llevó al monasterio trescientas liras, vino veintiocho veces, y fueron celebradas treinta y ocho Eucaristías. Acerca de este caso se realizó un proceso canónico por parte de las autoridades eclesiásticas, que se conserva en la curia arzobispal de Spoleto.

 

IV. EL MUSEO CRISTIANO DEL MAS ALLA 

No lejos del Vaticano, en la parroquia del Sagrado Corazón del Sufragio, se encuentra uno de los museos más interesantes del mundo. Allí se exhiben huellas de manos y cruces en libros de oraciones, ropa de cama, prendas, tapices y marcas en fuego en la madera, que fueron dejadas por las almas purgantes en sus visitas a familiares y amigos, generalmente mujeres, y en su mayoría monjas; para que digan oraciones, hagan obras de caridad y manden a celebrar misas para acortar su permanencia en el Purgatorio   

La existencia del museo se remonta a un incendio ocurrido en la iglesia en 1897. A raíz del cual, el padre Víctor Jouet Bruni comenzó a viajar por toda Europa buscando pruebas de las ánimas en pena, que fueron certificadas por un obispo. A la muerte del sacerdote en el año 1912, el museo llegó a crecer tanto, que uno de sus sucesores pidió permiso al Papa San Pío X para reducir los objetos a 19, que se guardan juntos en una misma vitrina, en un pasillo que conduce a la sacristía del templo. La Iglesia Católica considera estas señales sin hacer de ellos objeto de fe, sino como testimonios e invitaciones a orar por las almas de los difuntos.

 

¿POR QUE LOS CATOLICOS SANTIFICAMOS EL DOMINGO? 

AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS. 

INTRODUCCION: los ADVENTISTA DEL SEPTIMO DIA acusan abiertamente a la Iglesia Católica de haber sustituido la ley de Dios, cuando en el año 321 el emperador Constantino, cambió el día de descanso del sábado por el domingo. 

II. EL DIA SABADO EN EL PUEBLO JUDIO 

El tercer mandamiento del decálogo dice: “Guardarás el día del sábado para santificarlo” (Deuteronomio 5,12), ya que ese día fue creado el hombre (Éxodo 20,11), y porque Dios confía el sábado como signo de la alianza a favor de su pueblo Israel, cuando fue sacado de la esclavitud en Egipto (Deuteronomio 5,15). El sábado o sabbat (Descanso) era el día consagrado a Yahvé. En el pensamiento hebreo tiene una connotación de “júbilo”, “paz” y “luz”. El sabbat empieza cuando desaparece la última luz del viernes, y dura hasta la puesta del sol del sábado. Se celebra mediante reuniones familiares y una cena especial, con la bendición de la comida y del vino; los judíos cumplidores de la ley mosaica acuden a la sinagoga para la oración y para la lectura de la Torá (Antiguo Testamento).

 

III.    JESUS Y EL DIA SABADO 

En las Escrituras se relatan que Jesús asiste a la sinagoga el día sábado para predicar la “Buena Nueva” (Marcos 1,21; Lucas 4,16), pero con su propia autoridad de Hijo de Dios, le da la auténtica interpretación de este decálogo: “El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado” (Marcos 2,27), “El Hijo del hombre es Señor del sábado” (Marcos 2,28); además realiza varios milagros ese día a pesar de las críticas de los fariseos (Marcos 3,1-6; Lucas 13,10-17; 14,1-6; Juan 5,8-10; 9,13-16). Por esta razón, fue acusado de “quebrantar el día de reposo” (Juan 5,18).  

Cuando El mismo describe los mandamientos al joven rico, los resume de esta manera: “Y Jesús le dijo: -No mates, no cometas adulterio, no robes, no digas mentiras en perjuicio de nadie, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 19, 18-19). Igualmente, el Salvador del mundo al  hablar sobre el día del “juicio final”, antepone las obras de caridad a la observancia del  sábado, y de cualquier otro mandamiento (Mateo 25,31-40). “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (Juan 13,34).  

IV.      LA PLENITUD DEL DOMINGO 

Jesús resucita de entre los muertos “el primer día de la semana” (Mateo 28,1; Marcos 16,2; Lucas 24,1; Juan 20,1), las apariciones del Señor resucitado ocurren también en este día (Juan 20,19), incluyendo a los dos discípulos de Emaús, que reconocieron que estaban frente al Señor al “partir el pan” (Lucas 24,13-31). “El primer día de la semana”, significa entonces la nueva creación del hombre, la libertad del poder del mal y de los demonios. Para los cristianos vino a ser el primero de todos los días, la primera de todas las fiestas, el “domingo”. La palabra domingo viene del latín “Dominucus” que significa “lo que pertenece al Señor” (Dominus), es entonces el “Día del Señor” (Dies Domini).

 

V.         EL DIA DOMINGO EN LA IGLESIA CATOLICA 

Ya en tiempo de los apóstoles la comunidad cristiana se empezó a reunir ese día para la celebración de la Eucaristía (Acción de Gracias): “El primer día de la semana nos reunimos para partir el pan” (Hechos 20,7). También se aprovechaba para recoger la limosna para los pobres de Jerusalén: “Cada primer día de la semana, cada uno de ustedes debe apartar algo, según lo que haya ganado…para que lleven a los hermanos de allá la colecta hecha por ustedes” (1 Corintios 16, 1-3). 

En los primeros siglos de la existencia de la  Iglesia Católica, también se recalca la importancia del día domingo, mucho antes del año 321, con el emperador Constantino: 

-      El libro de la Didajé o “Doctrina de los Apóstoles”, escrito entre los años 90 y 99, dice en el capítulo 14: “Reunidos el día del Señor, tened la Fracción del Pan y la Acción de gracias…”

-      San Ignacio de Antioquia, mártir en el año 107, en su carta a los Magnesianos, aclara: “Los que vivían según el orden de cosas antiguo han pasado a la nueva esperanza, no observan ya el sábado, sino el día del Señor, en el que nuestra vida es bendecida por El y por su muerte”. 

-      San Justino mártir, en su primera Apología, dirigida al emperador Antonio Pío, hacia el año 150, relata así la reunión de los cristianos:”Nos reunimos todos el día del sol porque es el primer día (después del sábado judío, pero también el primer día), en que Dios, sacando la materia de las tinieblas, creó al mundo; ese mismo día, Jesucristo nuestro Salvador resucitó de entre los muertos”. 

-      Dionisio de Corinto escribió en el año 170:”Hoy observamos el día santo del Señor en que leemos sus cartas”. 

-      Victoriano en el año 300, dijo: “En el día del Señor acudimos a tomar nuestro pan dando gracias, para que no se crea que observamos el sábado con los judíos, lo cual Cristo mismo, el Señor del sábado abolió en su cuerpo”. 

-      En el reinado del emperador romano Diocleciano, en el año 304, había prohibido a los católicos “so pena de muerte, poseer las Escrituras, reunirse el domingo para celebrar la Eucaristía y construir lugares para sus asambleas”. En Abitene, pequeña localidad en lo que hoy es Túnez, en un día domingo se sorprendió a 49 feligreses celebrando la Eucaristía, fueron llevados a Cartago para ser interrogados por el procónsul Anulino. En particular, fue significativa la respuesta que ofreció Emérito al procónsul, tras preguntarle por qué habían violado la orden del emperador. Le dijo: “Sine dominico non possumus” (Sin el domingo no podemos vivir). Después de atroces torturas, los 49 mártires fueron ajusticiados. 

-      El documento apócrifo “La Carta del Domingo”, redactado entre los siglos V o VI, subraya el carácter santo del domingo como exclusividad de los católicos: “El domingo es el día del Señor, porque en él resucitó Cristo de entre los muertos, y en él tuvo lugar la anunciación a María y el bautismo en el Jordán; en él tendrá lugar asimismo el juicio final. También es el día en que Dios creó el universo y en que la Trinidad se apareció a Abraham en figura de los tres ángeles”.

 

¿QUE SALVA LA FE O LAS OBRAS? 

AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS. 

INTRODUCCION: Martín Lutero (1483-1546), enseñaba que solamente se consigue la salvación por la “fe en Jesucristo”. No obstante, tuvieron que pasar más de 450 años antes de que se hiciera una Declaración Conjunta sobre el tema de la Justificación por la Fe, firmada el 31 de octubre de 1999 en la ciudad de Ausburgo (Alemania), en la que “luteranos y católicos han llegado al acuerdo que la Obras son fruto de la Fe en Cristo”. Ahora bien, si el padre de la Reforma Protestante, hubiera estudiado con profundidad las Sagradas Escrituras, se hubiera dado cuenta que existen catorce fórmulas bíblicas para alcanzar la vida eterna. 

I. LA FE: 

-      “El justo por la fe vivirá” (Romanos 1,17).

-      “Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe” (Efesios 2,8). 

II. LAS OBRAS: 

-      “Porque el Hijo del hombre va a venir con la gloria de su Padre y con sus ángeles, entonces recompensará a cada uno conforme a lo que haya hecho” (Mateo 16,27; 25, 31-40).

-      “-Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riqueza en el cielo” (Mateo 19,21).

-      “Pero tú, como eres terco y nos has querido volverte a Dios, estás amontonando castigo sobre ti mismo para el día del castigo, cuando Dios se manifestará para dictar su justa sentencia y pagar a cada uno conforme a lo que hay hecho. Dará vida eterna a quienes, buscando gloria, honor e inmortalidad, perseveraron en hacer lo bueno” (Romanos 2,5-7).

-      “Pues los que no han tenido compasión de otros, sin compasión serán también juzgados, pero los que han tenido compasión saldrán victoriosos en la hora del juicio” (Santiago 2,13).

-      “Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; y fueron abiertos los libros, y también otro libro, que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados de acuerdo con sus hechos y con lo que estaba escrito en aquellos libros” (Apocalipsis 20,12; 22,12). 

III. EL BAUTISMO: 

-      “Jesús le contestó: -Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3,5).

-      “El que crea y sea bautizado, será salvo” (Marcos 16,16). 

IV. LA EUCARISTIA: 

-      “El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el día último” (Juan 6,54). 

V. EL CONOCIMIENTO DE DIOS Y DE SU HIJO JESUCRISTO: 

-      “Y la vida eterna consiste en que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste” (Juan 17,3). 

VI. LA CREENCIA EN JESUCRISTO: 

-      “El que cree en el Hijo, tiene vida eterna” (Juan 3,36).

-      “Porque la voluntad de mi Padre es que todos los que miran al Hijo de Dios y creen en él, tengan vida eterna; y yo los resucitaré en el día último” (Juan 6,40).

-      “Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación” (Romanos 10,9). 

VII. INVOCAR EL NOMBRE DE JESUS: 

-      “Pero todos los que invoquen el nombre del Señor, alcanzarán la salvación” (Hechos 2,21). 

VIII. DAR LA VIDA POR JESUS: 

-      “Dichosos ustedes, cuando la gente los insulte y los maltrate, y cuando por causa mía los ataquen con toda clase de mentiras. Alégrense, estén contentos, porque van a recibir un gran premio en el cielo” (Mateo 5,11-12)

-      “Todo el mundo los odiará a ustedes por causa mía; pero el que se mantenga firme hasta el fin, será salvo” (Mateo 10,22; 24,13). 

IX. DEJAR TODO POR JESUS: 

-      “Y cualquiera que le da siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por ser seguidor mío, les aseguró que tendrá su premio” (Mateo 10,42).

-      “Y todos los que por causa mía hayan dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o terrenos, recibirán cien veces más, y también recibirán la vida eterna” (Mateo 19,29). 

X. OBEDECER LOS MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS: 

-      “No todos aquellos que me dicen: Señor, Señor, entrarán en el reino de los cielos; sino aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, éste entrará en el reino de los cielos” (Mateo 7,21).

-      “Pero si quieres entrar en la vida, obedece los mandamientos” (Mateo 19,17; 5,17-19). 

XI. SER POBRES DE ESPIRITU: 

-      “Dichosos los que reconocen su necesidad espiritual, pues el reino de Dios les pertenece” (Mateo 5,3). 

XII. SER DE CORAZON LIMPIO: 

-      “Dichosos los de corazón limpio, pues ellos verán a Dios” (Mateo 5,8). 

XIII. LOS QUE SON COMO NIÑOS Y LOS NIÑOS: 

-      “El más importante en el reino de Dios es el que se humilla y se vuelve como este niño” (Mateo 18,4).

-      “-Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos” (Mateo 19,14). 

XIV. LOS PECADORES ARREPENTIDOS: 

-      “-Les aseguro que los que cobran impuestos para Roma, y las prostitutas, entrarán antes que ustedes en el reino de Dios. Porque Juan el Bautista vino a enseñarles cómo deben vivir, y ustedes no le creyeron; en cambio, esos cobradores de impuestos y esas prostitutas sí le creyeron” (Mateo 21,31-32).

 

¿ES VERDAD QUE ESTAMOS VIVIENDO LOS ULTIMOS TIEMPOS? 

AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS. 

INTRODUCCION: Algunas sectas cristianas de corte apocalíptico están proclamando a los cuatro vientos la proximidad del “FIN DEL MUNDO”, y para ello recurren a comparar las profecías bíblicas con la realidad actual. Ante este presagio tan preocupante se ha querido hacer el siguiente informe. 

I. PANORAMA MUNDIAL  

“EN EL CIELO SE VERAN COSAS ESPANTOSAS Y GRANDES SEÑALES” (Lucas 21,11). 

-      El actual calentamiento del Mundo es debido en un 90% a la mano del hombre.

-      El agujero de la capa de ozono corresponde a dos veces el tamaño de Europa.

-      Las olas de calor son más comunes. De acuerdo a los meteorólogos el año 2007 es el más caluroso que se tenga registrado desde 1659.

-      El hielo del Polo Norte podría derretirse completamente en el verano del 2100.

-      Los glaciares se están fundiendo a un ritmo más rápido de los últimos cinco mil años. Esto se suma a la creciente alarma sobre el aumento del nivel de los mares, las inundaciones, las sequías y otros fenómenos cada vez más frecuentes.

-      Con la elevación del nivel del mar en 50 años, podrían desaparecer algunas islas, y zonas fértiles. Estas transformaciones obligarán a 200 millones de personas a abandonar sus casas y el número de refugiados climáticos será superior al de refugiados de la guerra.

-      Más de la mitad de los corales podrían desaparecer en 25 años debido al aumento de las temperaturas marinas,  los sedimentos de la construcción y otros ingredientes tóxicos.

-      Los sectores que más amenazan el medio ambiente son: la energía, el transporte, la agricultura y la pesca.

-      Los cuatro grandes desafíos del mundo moderno son: el clima, la biodiversidad, el agua y la salud humana.

-      Si la humanidad sigue consumiendo los recursos naturales como lo está haciendo hoy, para el 2050 necesitaría dos planetas Tierra para abastecer sus necesidades básicas.

-      En los últimos 33 años, ha habido una disminución en un 30% de especies tanto terrestres como marinas y de agua dulce. 

-      Debido a la pesca excesiva en el 2050 desaparecerán casi todas las especies de peces y de crustáceos para consumo humano.

-      El ritmo de pérdidas de bosques a escala mundial es de 9 millones de hectáreas por año.

-      Entre el 5% y 20% de especies de animales y plantas están en peligro de extinción.

-      Todos los años mueren tres millones de personas por la contaminación ambiental.

-      En nuestro planeta solo el 3% del agua es potable, sin embargo, el incremento de la demanda por el preciado líquido ha superado en más del doble a la tasa del crecimiento demográfico.

-      1.100 millones de personas no tienen actualmente acceso al agua potable, y 2.600 millones carecen de red de saneamiento básico, entre ellos 1.000 millones de niños. Una gran cantidad corresponde a naciones de África, Asia y América Latina.

-      Alrededor del 80% de todas las enfermedades y más de una tercera parte de

-      todas las muertes en los países en desarrollo son causados por aguas contaminadas.

-      Actualmente, ocurre entre 8.000 y 25.000 muertes diarias por escasez y mala calidad del agua, de las cuales la mitad es de menores de edad.

-      1,6 millones de personas podrían salvarse cada año si se mejorara el servicio de agua para consumo humano. 

-      En el año 2025, dos de cada tres personas estarán propensas a sufrir la carencia de agua potable.

-      Cada año, se gastan 7.000 millones de dólares en cosméticos y cirugías estéticas, suma necesaria para proveer de agua salubre a 2.600 millones de pobres en el mundo, lo que podría salvar 4.000 vidas diarias.

-      El planeta podría mermar una gran cantidad de problemas ambientales de aquí al 2030 si destinara un poco más del 1% de la riqueza mundial a la protección de los recursos naturales. 

 “TERREMOTOS EN  MUCHOS LUGARES” (Mateo 24,7). 

-      Los desastres geofísicos y climáticos se incrementaron  en más de un 70% en la pasada década. Las victimas fatales llegaron a 1.200.000 de personas.

-      En el 2005, se presentaron 360 desastres naturales como ciclones, terremotos, deslizamientos de tierra, erupciones volcánicas y sequías fuertes causados en gran parte por los cambios climáticos y la degradación ambiental. Ese año será recordado como el más trágico en la historia reciente de la humanidad. 90 mil personas murieron y 150 millones resultaron afectadas, además generó pérdidas por 159 millones de dólares. 

-      Se han intensificación los ciclones, tifones y huracanes, acompañados de un incremento de epidemias como el dengue, la malaria y otras enfermedades tropicales.

-      Dos de cada tres personas viven en zonas que presentan alto riesgo de inundaciones.

-      100 millones de personas sufren cada año en sus regiones ciclos de inundaciones y sequías. 

“HABRA HAMBRES” (Mateo 24,7; Apocalipsis 6,8). 

-      Se calcula que hay en nuestro planeta 1.300 millones pobres. Reducir a la mitad la cantidad de personas que viven en la pobreza, es una meta que no se alcanzará ni siquiera en el 2030.

-      La globalización mundial aumenta la miseria, y hoy en día, 85 países están en peor situación económica que hace diez años.

-      852 millones de seres humanos padecen de desnutrición.

-      Más de dos millones de personas mueren de hambre cada día, cifra superior que por la malaria, el sida y la tuberculosis juntos. 

-      Cada año nacen 80 millones de seres humanos, de los cuales 53% están condenados a vivir en la pobreza.

-      880 millones es el número de analfabetas adultos en el mundo.

-      Se calcula que hay 12,3 millones de personas que laboran en condiciones de esclavitud.

-      Una de cada tres personas vivirá en un barrio marginal dentro de 30 años. 940 millones de personas ya viven en barrios precarios e insalubres.

-      Más de 1.000 millones de niños son víctimas de la pobreza, el sida y las guerras. De este número 640 millones carecen de una vivienda adecuada; 500 millones no tienen acceso a instalaciones sanitarias; 400 millones no disponen de agua potable; 270 millones no gozan de un servicio de salud; 180 millones son explotados sexualmente; 140 millones nunca han ido a la escuela; 90 millones sufren de desnutrición; el hambre mata a seis millones de infantes al año. Dos de cada tres fallecimientos en la temprana edad se producen por enfermedades que se podrían evitar. 1.200 niños mueren cada hora por la pobreza.

-      El mundo puede producir comida suficiente para alimentar a diario a 12.000 millones de personas, casi el doble de la población mundial.

-      A pesar de que los países ricos tiene la tecnología, los recursos financieros y la acumulación de conocimientos para superar la pobreza, están haciendo muy poco para disminuir esta desigualdad social. 

“ENFERMEDADES EN DIFERENTES LUGARES” (Lucas 21,11; Apocalipsis 6,8). 

-      Un programa mundial de inmunización eliminó la viruela de la faz de la Tierra,  y otras campañas similares casi han erradicado la poliomielitis y la lepra. Sin embargo, cada año aparece una nueva enfermedad. Durante los últimos cincuenta años han surgido 335 nuevas enfermedades sumamente contagiosas. Mil brotes epidémicos desde el comienzo del siglo XXI. La mayoría de ellas como el Ebola, el sida y la hepatitis C  carecen de cura. Como si fuera poco también se hallan en expansión enfermedades infecciosas como el  Sars, la peste de las “vacas locas”, el paludismo, la malaria,  la tuberculosis, la pulmonía, la tos ferina, el sarampión, la hepatitis B, la diarrea y el tétano  que están cobrando millones de víctimas, sobretodo en naciones en vías de desarrollo. Estas enfermedades han pasado a suplantar a las que más preocupaban hace medio siglo, como eran: el cólera, la peste, la fiebre recurrente, la viruela, el tifus y la fiebre amarilla.

-      Los investigadores han determinado que muchas de estas enfermedades  ya existían, se han trasladado a una región nueva o son ahora mucho más comunes. Otros factores determinantes son: los incidentes químicos, radio nucleares o tóxicos, las situaciones meteorológicas extremas, el cambio climático, el deterioro del medio ambiente, el crecimiento demográfico, la rápida urbanización, las prácticas agrícolas intensivas, las consecuencias  sanitarias de los conflictos y el bioterrorismo.

-      Las enfermedades crónicas han aumentado. El cáncer ha crecido un 50% en 20 años. Más de 12 millones de nuevos casos se presentan cada año, mientras que 20.000 personas mueren cada año a causa de esta mal.

-      Hasta la fecha no existe tratamiento para la causa de dos tercios de las enfermedades conocidas (unas veinte mil). Además, muchas enfermedades infecciosas están resultando difícil de curar porque se han hecho resistentes a los antibióticos.

-      Desde la aparición del sida en el año 1981, han muerto unos 25 millones de personas; tres millones cada año; 39 millones han sido contagiados; cada día se producen 16 mil nuevos casos y al año son cerca de cinco millones de infectados; las mujeres y niñas constituyen casi la mitad de todos los que viven con el VIH en el mundo; 15 millones de niños son huérfanos a causa de la pandemia del sida.

-      Tres días de gasto militar en el mundo equivalen a lo que se invierte para combatir el sida en un año en el planeta.

-      El Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria solicitó a los gobiernos 13.000 millones de dólares para frenar estas epidemias. Mientras que los mismos gobiernos gastan cada año un billón de dólares en fines militares.

-      Entre 40 o 50 millones de abortos se practican en el mundo cada año.

-      La brecha entre el nivel de salud de los ricos y el de los pobres es al menos tan grande como hace medio siglo. 

“UNA NACION PELEARA CONTRA OTRA Y UN PAIS HARA GUERRA CONTRA EL OTRO” (Mateo 24,7; Apocalipsis 6,4.8). 

-      En la I Guerra Mundial (1914-1918), murieron veinte millones de personas entre combatientes y civiles; ya para la II Guerra Mundial (1939-1945), el número ascendió a 50 millones de víctimas; esto sumado al resto de enfrentamientos que se vivieron en el siglo pasado da un gran total de 100 millones de muertos.

-      En las guerras del siglo XX hubo el triple de muertos que en todas los demás conflictos bélicos desde el siglo I d.C. hasta 1899.

-      Más de la mitad de los 3,6 millones de muertos en guerras (1,8 millones), desde 1990, son niños; y entre cuatro y cinco millones de discapacitados; además una de cada cinco víctimas de las minas terrestres (que cada año matan a más de 15.000 personas) es un infante.

-      En el año 2007 los gobiernos del mundo destinaron 850.000 millones de dólares en gastos militares. Por otra parte, los líderes de casi 50 países aportaron solamente 8.500 millones de dólares para combatir el hambre en el planeta.

-      Ocho países entre: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán e Israel, poseían casi 10.200 armas nucleares operacionales a principios del año 2008; una cantidad que aumenta a más de 25.000 si se tiene en cuenta también el arsenal inactivo. 

-      La perdida de los recursos naturales será el mayor ingrediente de los enfrentamientos civiles y bélicos en los años venideros.  

II. PREDICCIONES ERRADAS 

El montanismo y sus adeptos los montanistas, derivan su nombre de su fundador Montano, oriundo de Frigia, región del noroeste del Asia Menor. Considerado como profeta, anunció el fin del mundo para el año 157, y a quienes le creyeron los invitó a reunirse en la misma ciudad de Frigia, en donde bajaría del cielo la Nueva Jerusalén, tal como se señala en el Apocalipsis (21,2).  

Martín Lutero, iniciador de la Reforma Protestante del siglo XVI en Alemania, pronosticó la proximidad del fin del mundo para sus días. Según cierta autoridad, Lutero declaró: “Por mi parte, estoy convencido de que el día del juicio está a la vuelta de la esquina” 

En el siglo XIX, William Miller, a quien generalmente se le atribuye la fundación de la Iglesia Adventista del Séptimo día, predijo que la segunda venida del Mesías ocurriría el 21 de marzo de 1843; en consecuencia, algunos esperaban ser llevados al cielo en aquel tiempo. En vista de este primer fracaso, Miller reconoció que se había equivocado y cambió la fecha para el 22 de octubre de 1844. Era tanta la gente que iba a escucharlo a todas partes, que había que prepararle los auditorios más grandes de la ciudades. Ese día cerca de 50.000 personas de la costa oriental de Estados Unidos se reunieron nuevamente con su guía espiritual. Los mileritas –así les decían- esperaron en sus lugares de reunión hasta la noche. Al alba el Señor no había venido. Decepcionados, volvieron a sus casas, y desde entonces llamaron a aquel día el “Gran Chasco”.  

Del mismo modo, Helena White (considerada la gran profetiza de esta secta) dijo a los adventistas en el mismo año de 1844, que no tuvieran hijos y que el esposo no viviera con su esposa, porque Cristo venía pronto. Eso dio origen a muchos divorcios. En los años de 1859 profetizó que Jesús venía en “unos meses”, y después en 1889, escribió: “Sólo un poquito más de tiempo antes de que Jesús venga”. Después otros adventistas aseguraron que el mundo se acabaría el 31 de diciembre de 1899 a las doce de la noche. 

Los Testigos de Jehová por ser también una congregación fatalista,  han anunciado de manera equivocada la segunda llegada del “Hijo de Dios”. Charles T. Russell (su fundador) afirmó primero que sería en el año 1874; Después cambió la fecha para 1914. Por su parte, el llamado juez Joseph F. Rutherford (su segundo presidente) lo hizo para 1925; y para ello, mandó a construir una enorme mansión en San Diego (California), llamada “la casa de los príncipes” para cuando resucitarán los patriarcas del Antiguo Testamento, pero al ver que esto no sucedió, se fue él mismo a vivir allí hasta su muerte ocurrida en el año de 1942. Por último, su tercer presidente Natahn H. Knorr, le encomendó la misión a su vicepresidente, Federick W. Franz (quien luego sería el cuarto presidente); Quien la señaló para el año 1975.  

El Grupo Misionero Dami, que reúne a unos 20.000 seguidores en Corea del Sur, presagió la proximidad del fin del mundo para el 28 de octubre de 1992, cuando creían que Jesús regresaría para salvar a unos pocos. Muchos de los creyentes en Seúl (la capital) abandonaron sus casas, empleos y centros de estudio a fin de prepararse para aquel acontecimiento, y se dedicaron a predicar a otros en las calles, en el metro y otros lugares públicos. Además fueron denunciados muchos casos a la policía de personas confinadas a la fuerza por adeptos a este grupo evangélico.   

Una secta de origen ucraniano, denominada la Gran Cofradía Blanca, proclamó el final de los tiempos para el 24 de noviembre de 1993, mientras que Harold Camping, predicador de la radio estadounidense, lo fijo para el mes de septiembre de 1994. 

En noviembre de 2007, el líder de una secta ortodoxa de nombre Piotr Kuznetsov, fue recluido en un hospital psiquiátrico, mientras que una treintena de sus adeptos, incluyendo cuatro niños, permanecían recluidos y atrincherados en el subterráneo de un refugio en la región de Nikolskoie (Rusia) esperando la llegada del Anticristo predicha para mayo del 2008.        

Hoy en día, casi ninguna iglesia o secta cristiana se atreve a especificar otra fecha apocalíptica por temor a caer en la misma encrucijada, ya que muy tarde comprendieron las indicaciones de las Santas Escrituras:  

-      “Manténganse ustedes despiertos, porque no saben en qué día va a venir su Señor” (Mateo 24,42).

-      “Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, ni el Hijo. Solamente lo sabe el Padre” (Marcos 13,32).

-      “Ustedes también estén preparados; porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen” (Lucas 12,40).

-      “En cuanto a las fechas y los tiempos, hermanos, no es necesario que yo les escriba. Ustedes saben muy bien que el día del regreso del Señor llegará cuando menos se le espere, como un ladrón que llega de noche” (1 Tesalonicenses 5,1-2).

-      “Miren, yo vengo inesperadamente, como un ladrón” (Apocalipsis 16,15).

 

III. JESUS Y LOS ULTIMOS TIEMPOS 

Con la llegada del Emmanuel al mundo se da inicio a la plenitud de los tiempos, así lo da a entender el autor de la carta de los Hebreos (atribuida posiblemente al apóstol Bernabé), cuando dice: “En tiempos antiguos Dios habló a nuestros antepasados muchas veces y de muchas maneras por medio de los profeta. Ahora, en estos tiempos últimos, nos ha hablado por su Hijo” (1,1-2). Con El se inaugura  el “día de la salvación” (Isaías 49,8; 2 Corintios 6,2); el “cumplimiento de los tiempos” (Gálatas 4,4); la instauración del “reino de Dios” proclamado por Juan el Bautista (Mateo 3,1-2). 

Posteriormente, en su ministerio público Jesús “fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte de Dios. Decía: -Ha llegado el tiempo, y el reino de Dios está cerca. Vuélvanse a Dios y acepten con fe sus buenas noticias” (Marcos 1,14-15). Asimismo, en la sinagoga de Nazaret, un día sábado leyó la profecía de Isaías que presagiaba entre otros acontecimientos “el año favorable del Señor. Luego Jesús cerró el libro, lo dio al ayudante de la sinagoga y se sentó…El comenzó a hablar diciendo: -Hoy mismo se ha cumplido esta Escritura delante de ustedes” (Lucas 4,16-21). Más adelante, cuando los apóstoles son enviados a anunciar el Evangelio, les da la siguiente instrucción: “Vayan y anuncien que el reino de Dios se ha acercado” (Mateo 10,7).  

 

IV. SEÑALES BIBLICAS ANTES DEL FIN DE LOS TIEMPOS 

La palabra de Dios resalta cuatro grandes eventos que tendrán que cumplirse antes del “fin de los tiempos”: 

I.            “Cuando ustedes tengan noticias de que hay guerras aquí y allá, no se asusten. Así tiene que ocurrir; sin embargo, aún no será el fin. Porque una nación peleará contra otra y un país hará guerra contra otro; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres. Eso apenas será el comienzo de los dolores” (Marcos 13,7-8). Nótese bien, que el mismo Redentor no profetiza que las “guerras”, los “terremotos” y la “hambruna” sean la antesala del “fin del Mundo”; sino “el comienzo de los dolores”. De hecho, en toda la Historia Universal después de la Encarnación del Hijo del Dios han habido estas señales escatológicas, como por ejemplo: 

-      En todos los conflictos armados desde el siglo I d.C. hasta el año 1899, se calcula que hubo 35 millones de victimas fatales.

-      En el año 79 una gran erupción del Vesubio sepultó con lava y ceniza las ciudades de Herculano y Pompeya.

-      El paludismo eliminó a la mitad de los habitantes de Bizancio (Turquía) en el 542.

-      En el siglo XIV la “peste bubónica” o “muerte negra” asoló a tártaros, mongoles, sirios, mesopotámicos, chinos, egipcios, bizantinos y luego a la mayoría de las naciones europeas. Ninguna epidemia, guerra o hambruna había afectado a un sector tan amplio de la humanidad. En tan solo cuatro años segó la vida de una tercera parte de la población europea (25 millones), y entre el 25% y 50% de los residentes del norte de África y ciertas regiones de Asia.

-      Cien años después de la llegada de Cristóbal Colón a América (1492), la viruela traída por los conquistadores españoles había exterminado al 90% de la población indígena del Nuevo Mundo.

-      La sífilis fue la pandemia en Europa en los siglos XV y XVI.

-      La gripa asiática o influenza comprometió a Asia y Europa en el siglo XVIII.

-      El cólera se extendió en Asia y América en el siglo XIX.

-      Entre 1918 y 1919 la “fiebre española” considerada la más destructiva en la historia de la humanidad, mató entre 20 o 30 millones de personas en todo el mundo. Ni siquiera la peste bubónica eliminó a tantas personas tan deprisa.

-      En 1920, la provincia de Kansu (China), es desvastada por un terremoto que deja 108.000 muertos y miles de heridos y damnificados.  

II.          “Y esta buena noticia del reino será anunciada en todo el mundo, para que todas las naciones la conozcan; entonces vendrá el fin” (Mateo 24,14). Ahora bien, de los 6.500 millones de habitantes que tiene aproximadamente la Tierra, 1.300 millones se declaran ateos, agnósticos o sin religión; 1.200 millones son islámicos; 1.131 millones son católicos, otros 1.000 millones de diferentes denominaciones cristianas, incluyendo a 350 millones de ortodoxos y 80 millones de anglicanos;  811 millones de Hinduistas; 400 millones de budistas; 100 millones de animistas; 100 millones de sintoístas; entre otros. Por lo tanto, hay aún un largo camino por recorrer antes que la “Buena Nueva del Reino de Dios” sea proclamada a los hombres “de todas las naciones, razas, lenguas y pueblos” (Apocalipsis 7,9). 

III.       “Los que estaban reunidos con Jesús, le preguntaron: -Señor ¿vas a restablecer en este momento el reino de Israel? Jesús les contestó: -No les toca a ustedes saber en qué día o en qué ocasión hará el Padre las cosas que solamente él tiene autoridad para hacer” (Hechos 1,6-7). Del mismo modo, el apóstol Pablo recalca: “Hermanos, quiero que sepan este secreto del plan de Dios, para que no se crean sabios: los israelitas se han endurecido en parte, pero sólo hasta que haya entrado todos los que no son de Israel. Cuando esto suceda, todo Israel alcanzará la salvación” (Romanos 11,25-26). 

Aunque la conversión al cristianismo del “pueblo de la primera alianza” en una verdad bíblica, todavía está muy lejos de cumplirse. Hoy en día existen unos 20 millones de judíos. Ciertas corrientes del judaísmo incluyendo a algunos rabinos, están de acuerdo en admitir que “Yeshua de Nazaret”, fue un profeta de la Nación de Israel, pero no es el Mesías (Ungido) de Dios. La religión Judaica está dividida en cuatro grandes corrientes doctrinales: 

A.   “Judíos Ortodoxos”.

B.   “Judíos Ultra Ortodoxos”.

C.   “Judíos Reformados”.

D.  “Judíos Conservadores”. 

Podríamos citar un quito grupo llamados los “Judíos Mesiánicos” que están unidos en la fe en Cristo Jesús con los gentiles (no judíos), pero conservan su autonomía, sus tradiciones, los mandamientos, las festividades religiosas ordenadas en la Torá, las bendiciones y oraciones en las sinagogas, su ancestral liturgia, la circuncisión, guardan el sábado, el ayuno prescrito en la ley mosaica y otras costumbres. A estas observaciones se añade la fe en las Sagradas Escrituras del Nuevo Testamento. Algunos de estos “judíos mesiánicos” se consideran cercanos o incluso hermanos con la Iglesia Católica; otros en cambio, se ven y proclaman como hostiles a lo que ellos consideran engañados de esta misma institución. 

IV.        “Ahora, hermanos, en cuanto al regreso de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con él, le rogamos que no cambien fácilmente de manera de pensar ni se dejen asustar por ningún mensaje espiritual, discurso o carta que reciban como si fuera nuestra, diciendo que el día del regreso del Señor ya llegó. No se dejen engañar de ninguna manera. Pues antes de aquel día tiene que venir la rebelión contra Dios, cuando aparecerá el hombre malvado, el que está condenado a la destrucción. Este es el enemigo que se levanta contra todo lo que lleva el nombre de Dios o merece ser adorado, y llega incluso a instalar su trono en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Tesalonicenses 2,1-4). Esta última profecía del apóstol de los gentiles está por cumplirse. 

 



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