TOLERANCIA
Etim: del latín "Tolerare"
Editor: Padre Jordi Rivero

Tolerancia: actitud pasiva ante el mal
Tolerancia: sufrir o llevar con paciencia; respeto a la conciencia ajena.

La tolerancia puede ser una forma solapada de colaboración con la maldad. En ese caso esconde indiferencia y cobardía. Ese tipo de tolerancia no debe confundirse con el respeto a la libertad de conciencia o la caridad para soportar los defectos ajenos o la paciencia para sufrir serenamente aquello que no podemos cambiar. En algunas situaciones es difícil discernir si Jesús nos pide tolerar o confrontar.  


Lic. M. Carolina Astarloa de Cancelliere

"Tolerare" en latín significa "soportar, sufrir"; obviamente relacionado a un mal. Y en el Diccionario de la Lengua Española leemos: "sufrir o llevar con paciencia"; "permitir algo que no se tiene por lícito sin aprobarlo expresamente". Por tanto, tolerar significa que estamos frente a un mal o error que por diversos motivos, no resulta conveniente eliminar. Supone entonces, tener una idea de lo que es verdadero y lo que es erróneo, lo que es moralmente bueno y lo moralmente malo. El problema que enfrentamos hoy, es que no hablamos de "males tolerables", sino que los vemos como "bienes".

Hoy, diversos grupos minoritarios invocan la tolerancia frente al contraste entre los distintos "estilos de vida": pretenden homologar las "uniones homosexuales" y las "uniones civiles" al matrimonio heterosexual, pretenden la intromisión por parte del estado en la "educación sexual" de los menores así como legalizan la "promoción de la salud sexual de los adolescentes". Pretenden tergiversar la naturaleza de la sexualidad femenina y la masculina confundiéndola dentro de un abanico de "elegibles" "construcciones culturales", las cuales hasta hace poco eran tenidas por desviaciones patológicas (cfr DSM III,IIIR,IV). Se pide tolerancia con quienes proponen "terminar con el sufrimiento" de una persona "acortándole" la vida, y nos imponen, como público, tolerar a los medios de comunicación mientras que desparraman por aire y cable horas contaminadas de perversión, pornografía y falta de respeto sin la más mínima educación y pudor.

¿El altísimo precio de ésta "tolerancia" a quien beneficia? Es evidente que mediante una equiparación legal de todas las conductas lo que persiguen precisamente es abolir sus diferencias.

La verdadera tolerancia nace de la convicción interior de que el trato con personas distintas puede en principio, enriquecerme, porque me hace más humano, aunque no pueda compartir sus ideas, ni su modo de vida.

Desde el punto de vista ético, no hay discusión: siempre el respeto por la persona. Pero cuando el objeto de la tolerancia son las opiniones y las actitudes las cuales se plantean como un reclamo en el ámbito público, ya no es suficiente apelar a la virtud de los ciudadanos, sino tratar el asunto como un problema político.

Aborto, homosexualidad, suicidio asistido, existieron siempre, pero no planteados como un derecho, y menos exigiendo su ratificación legal.

Los argentinos estamos de acuerdo en que la democracia necesita orden. También debemos saber, que la tolerancia necesita leyes civiles sólidas, que avalen y defiendan el bien.

Texto de una carta enviada al diario La Nación (Argentina). La autora, con cuya autorización la reproducimos, es presidente de la Fundación Argentina para la Mujer.


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