SVMMA DAEMONIACA

Tratado de Demonología y
Manual de Exorcista

Autor: Padre J.A.  Fortea, exorcista.

Introducción
Que es un demonio
¿Todos los demonios iguales?
¿Por qué Dios puso una prueba a los espíritus angélicos?



Por mí se va a la ciudad del llanto; por mi se va al eterno dolor; por mí se va hacia la raza condenada: la justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo la Divina Potestad, la Suprema Sabiduría y el primer Amor. Antes de mí no hubo nada creado, a excepción de lo inmortal, y yo duro eternamente. ¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza! -  inscripción que Dante Aligheri coloca en el dintel de entrada al infierno

Introducción

He optado por escribir un libro al modo de los antiguos tratados escolásticos, es decir una obra distribuida en infinidad de cuestiones de heterogénea extensión y desigual peso teológico. ¿por qué? Pues porque me pareció el modo mas libre de poder tratar el tema desde todos los puntos de vista. Y sobre todo me pareció esta la manera de poder abarcar al demonio en todos sus aspectos y detalles. En una materia como esta, los detalles son muy importantes. Cada detalle de la Biblia sobre el demonio no es ocioso. Siempre me fascinaron aquellos viejos tomos escolásticos escritos en letra gótica en los que los temas teológicos iban apareciendo con una lógica férrea y al mismo tiempo según el interés y gusto del monje o religioso que la dictaba a su secretario doblado sobre su escritorio.

Así como en mi tesis sobre el exorcismo, la que hice para la universidad, estaba plagada de notas a pie de pagina, de citas eruditas y de temas que los académicos consideran serios y graves, en esta he querido hacer una obra mas libre, menos sujeta a ningún esquema preconcebido. No me hubiera sido difícil dar a todo el contenido de este libro otro aspecto formal aparentemente mas orgánico, pero hice la obra tal cual me habría gustado leerla. Ahora con el libro consumado contemplo una construcción, una construcción intelectual sobre el mundo angélico caído.

Este libro me recuerda a una construcción arquitectónica medieval. Con sus pilares, sus galerías y recovecos. Un libro con capiteles, pórticos y criptas. Por esta obra sobre el demonio se puede ir y venir, recorrerla exhaustivamente o pasearse por ella, es una construcción teológica. Una especie de laberinto demoníaco con sus cuestiones, partes, apéndices, suplementos y anexos. Una construcción al fin y al cabo, levantada con conceptos en vez de piedras, o mejor dicho, con las piedras de los conceptos. Y todo erigido bajo las firmes leyes de la lógica, todo este aparente laberinto sujeto a una estructura férrea que se esconde tras la aparente selva de cuestiones. Ojala que el lector no olvide durante su lectura (durante el deambular en el seno de esta construcción) lo que no se olvido durante su escritura: que toda construcción teológica ha sido erigida a la mayor gloria de Dios. (énfasis añadido por el transcriptor). Es curioso, hasta una construcción teológica sobre el demonio proclama el poder de la omnipotente mano divina.

nota: El titulo de esta obra Summa Demoníaca se traduce como Suma de cuestiones relativas al demonio.

En latín el sustantivo summa significa suma, conjunto, generalidad. El adjetivo demoníaca puede significar maligno, demoníaco, pero también lo relativo al demonio, lo que concierne al demonio, en este segundo sentido se ha tomado para el titulo. (nota del autor)

NATURALEZA DEMONIACA

Cuestión 1  ¿Qué es un demonio?

Un demonio es un ser espiritual de naturaleza angélica condenado eternamente. No tiene cuerpo, no existe en su ser ningún tipo de materia sutil, ni nada semejante a la materia. Sino que se trata de una existencia de carácter íntegramente espiritual. Espíritus en latín significa soplo, hálito. Dado que ni tienen cuerpo, los demonios no sienten la mas mínima inclinación a ningún pecado que se comenta con el cuerpo. Por tanto la gula o la lujuria son imposibles en ellos. Pueden tentar a los hombres a pecar en esas materias, pero solo comprende esos pecados de un modo meramente intelectual, pues no tienen sentidos corporales. Los pecados de los demonios, por tanto, son exclusivamente espirituales.

Los demonios no fueron creados malos. A ellos al ser creados, se les ofreció una prueba, era la prueba previa antes de la visión de la esencia de la Divinidad. Antes de la prueba veían a Dios pero no veían su esencia. El mismo verbo ver es aproximativo, pues la visión de los Ángeles es una visión intelectual. Como a muchos les resultara muy difícil de entender cómo podían ver/conocer a Dios, pero no ver/conocer su esencia habría que proponer como comparación que seria como decir que ellos veían a Dios como una luz, que le oían como una voz majestuosa y santa, pero que su rostro seguía sin desvelarse. De todas maneras, aunque no penetraran su esencia, sabían que era su Creador, y que era santo, el Santo entre los Santos.

Antes de penetrar en la visión beatifica de esa esencia divina Dios les puso una prueba. En esa prueba unos obedecieron, otros desobedecieron. Los que desobedecieron de forma irreversible se transformaron en demonios. Ellos mismos se transformaron en lo que son. Nadie les hizo axial.

Hubo unas fases en la psicología de los Ángeles antes de transformarse en demonios. Estas fases se dieron no en el tiempo material, sino el evo. (Que sea el evo se explica mas adelante en esta obra.) Al darse en el evo, estas fases a los humanos nos parecería tan breve, para ellos fue muy largo. Las fases de transformación de ángel a demonio fueron las siguientes: Al comienzo les entro la duda. La duda de que quizá la desobediencia a la Ley divina fuera lo mejor. En el momento en que voluntariamente aceptaron la posibilidad de que la desobediencia a Dios fuera una opción a considerar ya pecaron. Al principio esa aceptación de la duda constituiría un pecado venial que poco a poco fue evolucionando al pecado grave. Pero la principio, ninguno de ellos en esta primera fase estaba dispuesto a alejarse irreversiblemente, ni siquiera el Diablo. Fue posteriormente cuando se fue asentando en sus inteligencias lo que su voluntad había escogido a pesar del doctamente de su inteligencia que les recordaba que tal desobediencia era contra razón. Pero sus voluntades se fueron alejando de Dios, y como consecuencia de ello sus inteligencias fueron aceptando como verdadero el mal que su voluntad había escogido. Sus inteligencias fueron consolidándose en el error. La voluntad de desobedecer se fue afianzando, haciéndose esa determinación cada vez mas profunda. Y la inteligencia iba buscando más y más razones para que eso le resultase cada vez más justificable. Finalmente ese proceso llevo al pecado mortal que se dio en un momento concreto, a través de un acto de la voluntad. Es decir, cada ángel llegó un momento en que no sólo quiso desobedecer, sino que incluso optó ya por tener una existencia al margen de la Ley divina. Ya no era un enfriamiento del amor a Dios, ya no era una desobediencia menor a algo determinado que les resultase difícil reaceptar, sino que en la voluntad de muchos de ellos apareció la idea de que un destino aparte de la Trinidad, un destino autónomo.

Los que perseveraron en este pensamiento y decisión comenzaron un proceso de justificación de esta elección. Comenzaron un proceso en que se trataron de auto convencer de que Dios no era Dios. De que Dios era un espíritu más. De que podía ser su Creador, pero que en El había errores, fallos. Comenzaban a acariciar la posibilidad de que había aparecido en sus inteligencias: la posibilidad de una existencia aparte de Dios y de sus normas. La existencia aparte de Dios aparecía como una existencia mas libre. Las normas de Dios, la obediencia a El y a su voluntad, aparecían progresivamente como algo opresor, pesado. Dios comenzaba a ser visto como un tirano frete al que había que liberarse. En esta nueva fase de alejamiento, ya no era simplemente que buscaran un destino fuera de Dios, sino que Dios mismo les parecía que era un obstáculo para alcanzar esa libertad. Pensaban que la belleza y felicidad del mundo angélico hubiera sido mucho más feliz y libre sin un opresor. ¿Por qué había un Espíritu que se alzaba por encima de los demás espíritus? ¿Por qué su voluntad se debía imponer sobre la de los demás espíritus? ¿Por qué una Voluntad debe imponerse sobre otras voluntades? No somos niños, no somos esclavos, debieron pensar. Dios ya no era un elemento que habían dejado atrás, sino que comenzaba a convertirse para ellos en el mal. Y así comenzaron a odiarle. Las llamadas de Dios hacia estos ángeles para que volvieran hacia El eran vistas como una intrusión inaceptable. En esta fase, el odio en unos creció mas en otros espíritus menos.

Puede sorprender que un ángel llegué a odiar a Dios. Pero hay que entender que Dios para ellos ya no era el bien, sino el obstáculo, la opresión, las cadenas de los mandamientos, la falta de libertad. El odio nació con la energía de sus voluntades resistiendo una y otra vez a las llamadas de Dios que como un padre les buscaba. El odio nación como reacción lógica de una voluntad que tiene que afianzarse en su decisión de abandonar la casa paterna, por decirlo en términos que resulten inteligibles para nosotros. Es decir, alguien que se marcha de casa al principio simplemente quiere marcharse, pero si el padre le llama una y otra vez, el hijo acaba diciendo déjame en paz. Dios les llamaba entonces, pues sabia que cuanto mas tiempo sus voluntades estuvieran alejadas de El, más se afianzarían en su alejamiento.

Por supuesto que muchos ángeles que se habían alejado en un primer momento volvieron. Esta es la gran lucha en los cielos de la que se habla en Apocalipsis 12:

Y se entabló un combate en el cielo: Miguel y sus ángeles luchando con en Dragón. Y el Dragón lucho y sus ángeles, pero no tuvieron fuerza, no volvió a encontrarse su sitio en el cielo. Fue expulsado el gran Dragón, la Serpiente antigua que se llama Diablo y el Adversario, que engaña al orbe entero. Fue expulsado a la tierra, y sus ángeles fueron expulsados con el.

¿Cómo los Ángeles pueden luchar entre sí? Si no tienen cuerpo, qué armas pueden ser usadas. El ángel es espíritu, el único combate que se puede entablar entre ellos es intelectual. Las únicas armas que pueden blandir son los argumentos intelectuales. Esa lucha fue una lucha intelectual. Dios enviaba la gracia a cada ángel para que volviera a la fidelidad o se mantuviera en ella. Los ángeles daban argumentos a los rebeldes para que volvieran a la obediencia. Los ángeles rebeldes daban sus razones para fundamentar su postura y para introducir la rebelión entre los fieles. En esta angelical conversación de miles de millones de ángeles hubo bajas por ambos lados: ángeles rebeldes regresaron a la obediencia, ángeles fieles fueron convencidos con la seducción de los razonamientos malignos.

La transformación en demonios fue progresiva. Con el transcurrir del tiempo –el evo es un tipo de tiempo- unos odiaron mas a Dios, otros menos. Unos se hicieron mas soberbios, otros no tanto. Cada ángel rebelde fue deformándose más y más, cada uno en unos pecados específicos. Así como, por el contrario, los Ángeles fieles se fueron santificando progresivamente. Unos ángeles se santificaron mas en una virtud otros en otra. Cada ángel se fijo en un aspecto u otro de la divinidad. Cada ángel amo con una medida de amor. Por eso en el bando de los fieles comenzó a haber muchas distinciones, según la intensidad de las virtudes que cada ángel práctico más.

Cada ángel tenia su propia naturaleza dada por Dios, pero cada uno se santifico en una medida propia según la gracia de Dios y la correspondencia de la propia voluntad. Esto es valido pero al revés, para los demonios. Cada uno recibió de Dios una naturaleza, pero cada uno se deformo según sus propios caminos extraviados.

Por eso la batalla acabó cuando ya cada uno quedo encasillado en su postura de forma irreversible. Llego un momento en que ya solo había cambios accidentales en cada ser espiritual. En los demonios, llego un momento en que ya cada uno se mantuvo firme en su imprudencia, en sus celos, en su odio, en su envidia, en su soberbia, en su egolatría…

La batalla había acabado. Podían seguir discutiendo, hablando, disputando, exhortándose, durante miles de años, por decirlo así en términos humanos, pero ya sólo habría cambios accidentales. Fue entonces cuando los ángeles fueron admitidos a la presencia divina, y los demonios se les dejo que se alejaran, se les abandono a la situación de postración moral en que cada uno se había situado.

Como se ve no es que los demonios sean enviados a un lugar cerrado de llamas y aparatos de tortura, sino que se les deja como están, se les abandona a su libertad, a su voluntad. No se les lleva a ninguna parte. Los demonios no ocupan lugar, no hay donde llevarles. No hay aparatos de tortura, ni llamas que les puedan atormentar, ni cadenas que les amarren sus miembros. Tampoco los ángeles fieles entraron en ningún sitio. Simplemente recibieron la gracia de la visión beatifica. Tanto el cielo de los ángeles, como el infierno de los demonios, son estados. Cada ángel porta en su interior su propio cielo este donde este. Cada demonio, este donde este, lleva dentro de su espíritu su propio infierno.

El momento en que ya no hay marcha atrás es el momento en que un ángel ve la esencia de Dios. Porque después de ver a Dios ya nada le podrá hacer cambiar de opinión. Después de haber visto a Dios, jamás podrá escoger algo que le ofenda lo mas mínimo. Pues la inteligencia comprendería que seria escoger estiércol frente a un tesoro. El pecado después de ese momento es imposible. El ángel antes de entrar al cielo, comprendía a Dios, comprendía lo que era, lo que suponía su santidad, omnipotencia, sabiduría, amor… Después de ser admitido a contemplar su esencia, uno no solo le comprende, sino además le ve. Es decir, ve su santidad, su amor, su sabiduría, etc., etc. El espíritu al ver aquello se llena de tal amor, de tal veneración, que jamás, bajo ningún concepto, quiere separarse de ello. Por eso el pecado pasa a ser imposible.

El demonio queda irremisiblemente ligado a lo que ha escogido, desde el momento en que Dios decide no insistir más. Llega un momento en que Dios decide no enviar más gracias de arrepentimiento. Pues cada gracia de arrepentimiento solo puede ser superada, solo puede ser vencida, afirmándose más en el odio. Llega un momento en que Dios ve que enviar mas gracias solo sirve para que el demonio afiance mas lo que ha escogido su voluntad. Llega un momento en que Dios Amor da la espalda (1) y deja a su hijo que siga su camino. Deja que el demonio siga su vida aparte.

Nota del autor: (1) un buen amigo mió profesor de la Universidad de Alcalá de Henares, se quedó un poco sorprendido ante esta expresión de dar la espalda e incluso me sugirió la posibilidad de una corrección en la formulación de la frase. ¿Puede de verdad hacer tal cosa el Amor Infinito? Indudablemente sí. La rebeldía de la criatura lleva a que finalmente Dios abandone a ese ser a su propia suerte. ¿Qué momento es ese en que la criatura queda abandonada? Ese momento es aquel en el que Dios decide no conceder ninguna gracia más de arrepentimiento a la criatura. En ese instante podemos decir que Dios ha dado la espalda al ser que creó. En cuanto ocurre esa terrible y temible decisión, la criatura está ya juzgada.

Por un lado podríamos decir que no hay un momento único en que el ángel se transforme en demonio, sino que se trata de un proceso lento, gradual, evolutivo. Por otro lado por largo que haya sido ese proceso previo (y posterior) sí que hay un momento preciso en el que el espíritu angélico tiene que tomar la decisión de rechazar o no a su Creador.

Ya se ha dicho que en ese proceso cabe la marcha atrás, esa es la celestial batalla angélica de la que habla Ap 12, 7-9. Pero llega un momento de esa batalla, en que ya los demonios se alejan y se alejan. No tendría sentido seguir insistiendo. El Creador respecta la libertad de cada uno.

El demonio aparece en las pinturas y esculturas deforme, es muy adecuado ese modo de representarlo, pues es un espíritu angélico deformado. Sigue siendo ángel, es sólo su inteligencia y su voluntad lo que se ha deformado, nada mas. En lo demás sigue siendo tan ángel como cuando fue creado. El demonio en definitiva es un ángel que ha decidido tener su destino fuera de Dios. Es un ángel quiere vivir libre, sin ataduras. La soledad interior en que se encontrará por los siglos de los siglos, los celos de comprender que los fieles gozan de la visión de un Ser Infinito, le llevan a echarse a sí mismo en cara su pecado una y otra vez. Se odia a sí mismo, odia a Dios, odia a los que le dieron razones para alejarse.

Pero no todos sufren lo mismo. Unos ángeles en la batalla se deformaron más y otros menos. Los que más se deformaron, los más deformes, sufren más. Los menos deformes sufren menos. Pero una vez más hay que recordar que sólo es deformidad de la inteligencia y la voluntad.

La inteligencia está deformada, oscurecida, por las propias razones con las que uno justificó su marcha, su liberación. La voluntad impuso a la inteligencia su decisión, y la inteligencia se vio impelida a justificar esa decisión. La inteligencia funciono como un mecanismo de justificación, de argumentación de aquello que la voluntad le fustigaba a aceptar. Como se ve, el proceso tiene una extraordinaria similitud con el proceso de envilecimiento de los humanos. No nos olvidemos que los humanos somos un espíritu en un cuerpo. Si prescindimos de los pecados relativos al cuerpo, el proceso interno psicológico que llega a una persona buena a acabar en la mafia, o de guardia en un campo de concentración o de terrorista, es en sustancia el mismo proceso. En sustancia, el concepto de pecado, de tentación, de evolución de la propia iniquidad es igual en el espíritu angélico que en el espíritu del hombre. Pues los pecados del hombre son pecados del espíritu aunque los comenta con el cuerpo.

El niño tiene niñez, pero también el ángel, al principio acabado de ser creado y no tenia experiencia. La persona humana tiene tentaciones de otras personas, también los ángeles de sus semejantes. El hombre puede pecar por estructuras mentales tales como la patria, el honor de la familia, por el bienestar de un hijo. El espíritu angélico también tenia detrás de sí grandes construcciones intelectuales que, aunque distintas a las humanas, supondrían un complejo correlato angélico de todo este mundo que conocemos.

Nosotros los humanos somos también espíritus, aunque tengamos un cuerpo, y sólo tenemos que mirar a nuestro interior para comprender como uno puede caer en el pecado, como uno puede envilecerse. Es entonces cuando el pecado de los ángeles ya no nos resulta tan incomprensible, cuando nos empieza a parecer más cercano.


¿Son todos los demonios iguales?

Ya hemos visto que cada demonio pecó con una intensidad determinada. Además cada demonio peco en uno o varios pecados en especial. La rebelión tuvo su raíz en la soberbia, pero de esa raíz nacieron otros pecados. Eso en los exorcismos se ve con gran claridad, hay uno demonios que pecan mas de ira, otros de egolatría, otros de desesperación, etc. Cada demonio tiene su psicología, su forma de ser particular. Los hay locuaces, los hay mas despectivos, en uno brilla de un modo especial la soberbia, en otro el pecado del odio, etc. Aunque se apartaron de Dios unos son mas malos que otros.

Después hay que recordar que como nos dice San Pablo hay nueve jerarquías de ángeles. La jerarquías superiores son mas poderosas, bellas e inteligentes que las inferiores. Cada ángel es completamente distinto de otro Ángel. No hay razas de Ángeles, para usar un termino zoológico. Sino que cada uno agota su especie. Sin embargo, si que es posible agrupar a los ángeles en distintos grados grupos o jerarquías. Jerarquías también llamadas coros, pues esos grupos es como si formaran coros que cantan las alabanzas de Dios. Su cántico por supuesto no es de la voz, sino es la alabanza espiritual que emite su voluntad al conocer y amar a la Trinidad.

De cada una de las nueve jerarquías cayeron ángeles trasformándose en demonios. Es decir, hay demonios que son virtudes, potestades, serafines, etc. Aunque sean demonios siguen conservando intacto su poder e inteligencia.

Por todo lo dicho esta claro que existe una jerarquía demoníaca. Una cosa comprobada por lo exorcismo es que entre ellos existe un poder de los superiores sobre los inferiores. ¿en que consiste ese poder? es algo imposible de saber, pues no se ve como un demonio puede obligar a otro a hacer algo. Pues no hay cuerpo que empujar o forzar. Sin embargo, he comprobado que un demonio superior puede forzar a uno inferior a no salir de un cuerpo durante un exorcismo. Aunque el inferior sufra y quiera salir, el superior se lo puede impedir. Como un demonio puede forzar a otro demonio siendo este intangible, es algo, lo repito que escapa a nuestra comprensión.


Cuestión 2

¿Por qué Dios puso una prueba a los espíritus angélicos?

¿Por qué no concedió la visión beatifica a todos en cuanto les creó? ¿Por qué se arriesgó a que algunos se convirtieran en demonios? Dios podría haber creado espíritus angélicos y directamente haberles concedido la gracia de la visión beatifica. Esto era perfectamente posible en su omnipotencia y no hubiera habido ninguna injusticia en hacerlo. Pero había tres poderosas razones para concederles una fase de prueba antes de la visión beatifica.

La razón menos importantes de todas era el que Dios tenia que dar a cada ser racional un grado de felicidad. Todos en el cielo ven a Dios, pero nadie puede gozar de El en un grado infinito, eso es imposible. Sólo Dios goza infinitamente. Cada ser finito goza al máximo, sin desear más, pero de un modo finito. Goza finitamente de un bien infinito. La comparación que se suele usar para comprender este concepto metafísico es que cada ser racional tiene un vaso, Dios llena ese vaso hasta sus bordes, plenamente. Pero cada vaso es de una medida determinada.

Dios en su sabiduría determino algo especialmente inteligente que cada uno determinara el grado de gloria que iba a gozar durante la eternidad. Dado que esto es para siempre, dado que es algo tan importante, Dios ha dejado tal cosa en nuestras manos. Ya que cada uno ha de tener un grado, eso es inevitable, pues que uno decida ese grado. Como se ve es una disposición de las cosas magnifica, una disposición en la que se manifiesta la sabiduría infinita de Dios.

Si esta razón expuesta es importantes, considero que todavía lo es mas el considerar el hecho de que el único momento en que un espíritu puede desarrollar su fe, su generosidad para con Dios es mientras todavía no le ve. Después de verlo tendrá el agradecimiento por lo que ya contempla. Pero ese amor generoso es la fe, esa confianza hacia Dios en la oscuridad, eso es posible solo antes de la visión. Después ya nunca será posible. Todo será posible, menos eso. Digamos que es un aspecto del espíritu que o se desarrolla antes de la visión facial de la esencia de Dios, o después ya es absolutamente imposible. Por eso la prueba es un don de Dios. Un don para que en nosotros germine y se desarrolle la flor de la fe con todos sus frutos. Esa flor en nosotros ya no podrá nacer durante toda la eternidad. Ya no podrá haber fe donde hay visión. Y tras la fe y como consecuencia de ella vienen las virtudes subsiguientes. Cada ángel desarrollaría unas mas otras menos.

Ante todo, el tiempo de prueba dada la posibilidad de que naciera y se desarrollaran las virtudes teologales. Y después, incluso, unos Ángeles desarrollarían mas la virtud de la perseverancia, otros la de la humildad, otros la de la suplica, etc.

Claro que conceder a un ser la posibilidad de que en el nazca la fe, supone arriesgarse a que pueda germinar en ese mimo ser no la fe sino el mal. Dios al dar la libertad sabe que una vez que la conceda puede encauzarse así misma hacia el bien o hacia el mal. Dios puede crear el cosmos como quiera, como desee, según su voluntad, sin ninguna cortapisa, sin ningún limite. Pero el santo no se crea, se hace a si mismo con la acción de la gracia. Conceder el donde la libertad a los espíritus supone que pueda aparecer una madre Teresa de Calcuta o un Hitler. Una vez que se concede el regalo de la libertad, se concede con todas las consecuencias. Querer que aparezca el bien espiritual supone de antemano aceptar la posibilidad de que aparezca el mal espiritual. En el cosmos material no hay bien espiritual, ni la mas pequeña cantidad de bien espiritual. El bien del cosmos material es un bien material, la glorificación del universo físico al Creador es una glorificación material e inconciente. El bien espiritual es cualitativamente superior, pero supone necesariamente tener que admitir ese riesgo. Por eso la aparición del mal no fue un trastrocamiento de los planes divinos. La posibilidad de la aparición del mal ya formaba parte de los planes divinos antes de la creación de criaturas pensantes.

De todas maneras, aunque he hablado de que la prueba era necesaria para determinar el grado de gloria, la razón mas importante, la razón mas poderosa, para conceder el donde de la libertad para obtener el amor de un modo libre. Sin esa prueba, Dios hubiera podido obtener el agradecimiento de los seres a los que hubiera dado un grado de gloria sin pasar por el riesgo de una prueba. Pero Dios es un ser que ama y que quiere ser amado. El único modo de obtener ese amor en la fe, ese amor que se confía, ese amor desinteresado en la oscuridad del que todavía no ve, era proponer esa prueba. Vuelvo a repetir que el mismo Dios puede crear miles de cosmos con solo un acto de su voluntad, no puede crear ese amor que nace del que es probado en el sufrimiento de la fe. El amor a Dios no se crea, es una donación por parte de la criatura.
 



 


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