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Discurso del Papa y reacción violenta

Discurso del Papa en Ratisbona 12 Sept 06
Una fe conforme a la razón -Racionalidad y cristianismo en el discurso de Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona
Discurso del Papa a representantes islámicos 25 Sept 06
Encuentro del Papa con representantes musulmanes 
Comentarios de musulmanes que participaron
Benedicto XVI:
El diálogo con el Islam es vital para el futuro  25 Sept 06
Decretan una fatwa para que maten al Papa
Inglés: Ignatius Press

Ninguna religión tiene nada que temer a la católica  -Cardenal Renato Raffaele Martino. Sept, 2006
"Ninguna religión tiene nada que temer de la Religión católica y de su Papa, porque el verdadero enemigo de todas, el más insidioso y solapado, es el paradigma ético-cultural de una razón sin Dios que, aún fascinando por sus éxitos científicos y técnicos, amenaza –favorecido en esto por los actuales procesos de globalización–, con su forma de proponerse a partir del etsi Deus non daretur [«como si Dios no existiera». Ndt.], el patrimonio religioso de toda la humanidad."  (Fuente:
Pensamiento Catolico)


Verdades urgentes... gran favor  -Hermann Tertsch, El País, 19/09/2006
"Muchos creen que el intelectual Benedicto XVI no era consciente de los efectos posibles de su discurso. Puede que sí y pensara que reprimir verdades urgentes sólo favorece a quienes se mecen en la mentira o el miedo. Lamentar los dolores que la verdad produce no significa pedir perdón por expresarla. Ratisbona se perfila ya como el primer gran favor que Benedicto XVI nos hace desde su pontificado a todos, al Islam y a Occidente."


Benedicto no tiene miedo -Enrique Gordillo C
... Sin embargo, dentro de todo Benedicto tiene calma. No tiene miedo de lo que le pueda pasar a él, aunque lo siente por la injusticia que puedan sufrir sus hijos. Y es que a su predecesor quisieron matarlo, y al primero que ocupó su cargo, de hecho lo mataron. Pero está tranquilo porque sabe que para él la muerte no es lo peor que le puede pasar al ser humano; lo peor es traicionar a Dios y a la verdad (qué curioso: lo mismo piensan los que le acaban de declarar la guerra). Y también sabe —porque se lo han prometido— que todas las fuerzas del Infierno se vendrán contra él… pero que no lo destruirán ... (Fuente: Pensamiento Catolico)


Cuando el Diálogo es Puro Verso.    Excelente. ¡No se lo pierda!
-Septiembre de 2006, Por Luis María Bandieri
Estamos en el invierno de 1390 ó 1391, en el cuartel que el ejército bizantino había establecido en Ankara...>>>


"Perdono, perdono" últimas palabras de la hermana Leonela, mientras moría asesinada en Somalia.


El Papa toca llagas dolorosas, pero busca curarlas con amor de padre.
Esta es una versión revisada de mi artículo del 16 de Sept.
 -
Padre Jordi Rivero, 26 Sept. 2006

La importancia de armonizar la fe y la razón es el tema central del discurso papal en la universidad de Ratisbona que tanto revuelo ha causado. Es importante que atendamos primero al mensaje de S.S. Benedicto XVI para entonces poder entender sus referencias al Islam en contexto. El Papa destaca dos grandes males actuales que rompen la armonía entre fe y razón: 

1: El uso de la religión para justificar la violencia. 
2: El desprecio hacia Dios y la religión (1). 

Ambos constituyen una grave ofensa contra Dios, el hombre y la razón.

El primer mal es una amenaza creciente como lo demuestran las violentas palabras y actos contra el Papa. Por otra parte, el segundo mal es propio de la decadencia moral de occidente. Juan Pablo II advirtió a Europa que si perdía sus raíces cristianas perdería su propia identidad. Un mal alimenta al otro, le abre el camino al otro. Había que decir la verdad. Al cáncer espiritual, como al cáncer del cuerpo, no se le quiere enfrentar, pero si no se hace nos mata. El Papa hizo una crítica profundamente razonada que vale para todos y ofreció sabios pensamientos que invitan al diálogo. Es importante que leamos el texto completo y no nos dejemos manipular por las versiones sensacionalistas de la prensa basadas en breves citas fuera de contexto.

Han acusado al Papa de "ofender" o "faltar el respeto" a Dios y al Islam. En realidad el siempre ha manifestado respeto hacia todas las religiones. Pero respetar no significa claudicar de la fe. Dialogo y respeto no equivale a sincretismo. Si decimos que todas las religiones son iguales sabemos que estamos mintiendo. No sería un diálogo honesto. No puede haber respeto mutuo sin la honestidad de reconocer que hay diferencias entre nosotros.

Según el Papa, la convicción cristiana es que Dios y la razón son inseparables. Esta convicción no es el resultado de una influencia cultural sino que es algo intrínsicamente verdadero. "No actuar razonablemente es contrario a la naturaleza de Dios". Si la fe se separa de la razón se hace imposible el diálogo racional y se corre el peligro de llegar a cometer hechos inhumanos en nombre de Dios. 

Es cierto que entre los cristianos también se ha querido utilizar a Dios para justificar la violencia. Pero el Papa nos recuerda que el cristianismo se fundamenta en Cristo, el Logos encarnado, quien es al mismo tiempo Verdad y Razón. Dios es trascendente pero al mismo tiempo se hace hombre y nos interpela con la razón. 

Han acusado al Papa de "ofender" o "faltar el respeto" a Dios y al Islam. En realidad el siempre ha manifestado respeto hacia todas las religiones. Pero respetar no significa claudicar de la fe. No puede haber respeto mutuo sin reconocer que tenemos creencias en común pero también hay diferencias entre nosotros. La enseñanza del Papa ha herido sensibilidades pero ha expuesto verdades de suma importancia. El Papa no es un diplomático que se limita a lo "políticamente correcto", que dice solo cosas halagadoras para evitarse controversias y enemistades. Debe enfrentar los temas difíciles. En su libro "Verdad y Tolerancia" el Papa (Cardenal Ratzinger) hace una importante pregunta: ¿Se puede conocer la verdad? Si conocemos la verdad, ¿debemos esconderla en nombre de la tolerancia?, ¿Acaso no se puede conocer la verdad, explicarla y al mismo tiempo respetar la libertad de quienes no la aceptan?. 

El Papa advierte sobre el relativismo, el pensar que no se puede comprender la verdad esencial y como consecuencia todo es igualmente válido. El Papa defiende la importancia de esforzarse en busca de la verdad porque cree que el hombre es capaz de acercarse a ella. La verdad y el error tienen consecuencias. El Papa nos exhorta a pensar y a asumir responsabilidad.

Trágicamente, la des-cristianización ha llevado a occidente a la decadencia. Pocos se esfuerzan por buscar la verdad, estudiar su fe y razonar. Una persona me ha dicho: "Creo que el discurso del Papa es demasiado denso y teológico para que lo entiendan mentes vagas". Sin embargo, no por eso dejan de criticarle. Pocos cristianos comprenden la diferencia entre las religiones mas allá de los aspectos culturales mas visibles.

Es hora de despertar. El Papa está amenazado de muerte y con el todos los cristianos. Deberíamos tener una respuesta proporcional, aunque, claro está, no con la misma moneda. En vez de consignas de odio y muerte, los cristianos debemos vivir y manifestar con todo el corazón los valores del Evangelio: El respeto a toda vida humana, la libertad religiosa, la misericordia con los que nos han injuriado, el amor que lleva a la paz. Los musulmanes son como nosotros seres humanos. Dios ha puesto también en sus corazones hambre de amor y paz. Pero necesitan un testimonio poderoso que solo pueden dar personas santas, un testimonio que les haga ver que ellos también pueden encontrar ese amor que se llama Jesucristo. No será fácil dado que viven en un ambiente de miedo, aun en sus comunidades europeas. Pero el amor es mas fuerte que la muerte.

La crisis que el avance del Islam nos presenta es una oportunidad para tomarnos en serio nuestra fe, renunciar a la "facilonería" de nuestra cultura, a la mentalidad materialista que nos roba nuestra capacidad de buscar la verdad y el mayor bien. Los gobiernos y los medios de comunicación están inmersos en la decadencia. Debemos orar por ellos y trabajar dentro de ellos como verdaderos católicos para recuperarlos (por eso escribo). Pero no podemos esperar por ellos. Hace falta la conversión personal a Cristo y a su Iglesia. Una fe adulta que abarque el corazón y el intelecto, fruto de la oración y el estudio. Esto implica esfuerzo, disciplina, perseverancia, obediencia y al mismo tiempo humildad. Quien no se niegue a si mismo y siga a Cristo no puede ser su discípulo. Se lo lleva la corriente del mundo. Los tiempos difíciles requieren de grandes santos. S.S. Benedicto XVI nos da un gran ejemplo con sus enseñanzas y su vida. Ignorarlo sería nuestra ruina.


Padre Samir Khalil Samir, sj, experto en islám:

"La crítica musulmana contra las declaraciones del Papa aumenta, pero nadie en realidad ha leído toda su enseñanza.  Benedicto XVI critica la violencia y propone una alternativa razonable que puede llevar a una era de oro".

"Todos los ataques hasta ahora están basados en unas pocas citas tomadas libremente por agencias de noticias occidentales sobre lo que el Papa dijo sobre el Islam, que fue solo diez por ciento de su discurso. Pero el diez por ciento debe ser entendido frente al texto completo". [Es de notar que las protestas se producen antes que el texto alemán fuera traducido a ninguna lengua oriental].

El Papa consistentemente ha demostrado su respeto a los musulmanes. Al mismo tiempo no niega que han habido errores de ambos lados y esto es necesario reconocerlo.
Por ejemplo, en el encuentro con representantes de comunidades musulmanas en Colonia, el 20 de agosto de 2005, el Papa dijo: «Las lecciones del pasado tienen que servirnos para evitar que se repitan los mismos errores. Queremos buscar los caminos de la reconciliación y aprender a vivir respetando la identidad del otro».


Benedicto XVI: Respeto y colaboración con los musulmanes

20 SEP 2006 (VIS).-Como había anunciado en el Angelus del pasado domingo, Benedicto XVI dedicó la audiencia general de hoy a comentar su reciente viaje en Baviera. La audiencia se celebró en la Plaza de San Pedro y asistieron a ella más de 40.000 personas.

El Papa afirmó que el viaje a su tierra natal ha representado no solamente "un regreso al pasado, sino también una ocasión providencial para mirar con esperanza al futuro" y recordó que el lema de su visita apostólica "Quien cree nunca está solo", quería ser "una invitación para reflexionar sobre la pertenencia de cada uno de los bautizados a la única Iglesia de Cristo, dentro de la cual no se está nunca sólo, sino en comunión constante con Dios y con todos los hermanos".

Tras recordar la etapa en Munich, donde fue arzobispo, y la estancia en el santuario mariano de Altötting, el Santo Padre se refirió al encuentro con los estudiantes y profesores de la Universidad de Ratisbona.

"Elegí como tema -dijo- la cuestión de la relación entre fe y razón. Para que el auditorio comprendiera el carácter dramático y actual del argumento, cité algunas palabras de un diálogo cristiano-islámico del siglo XIV, donde el interlocutor cristiano, el emperador bizantino Manuel II Paleólogo, de forma incomprensiblemente brusca para nosotros, presentaba al interlocutor islámico el problema de la relación entre religión y violencia".

"Lamentablemente, esta cita ha podido dar pie a un malentendido. Para el lector atento de mi texto, resulta claro que no quería en ningún momento hacer mías las palabras negativas pronunciadas por el emperador medieval en este diálogo y que su contenido polémico no expresa mi convicción personal. Mi intención era muy diversa: partiendo de lo que Manuel II afirma después de forma muy positiva, con palabras muy hermosas, acerca de la racionalidad en la transmisión de la fe, quería explicar que la religión no va unida a la violencia, sino a la razón".

"El tema de mi conferencia -explicó- (...) fue por lo tanto, la relación entre fe y razón: quería invitar al diálogo de la fe cristiana con el mundo moderno y al diálogo de todas las culturas y religiones. Espero que en diversas ocasiones de mi visita, como por ejemplo en Munich, donde subrayé la importancia de respetar lo que otros consideran sagrado, haya dejado claro mi respeto profundo por las grandes religiones y en particular por los musulmanes, que "adoran a un único Dios" y junto a los cuales estamos comprometidos en defender y promover para todos los seres humanos la justicia social, los valores morales, la paz y la libertad".

"Por lo tanto, confío en que, tras las reacciones del primer momento, mis palabras en la Universidad de Ratisbona representen un impulso y un aliento a un diálogo positivo, incluso auto-crítico, tanto entre las religiones, como entre la razón moderna y la fe de los cristianos".

Benedicto XVI concluyó sus palabras recordando el encuentro con el clero en la catedral de Freising, donde fue ordenado sacerdote.



Declaración del cardenal Bertone ante las reacciones islámicas
16 Sept.  Texto completo >> 

El Papa Benedicto XVI "lamenta profundamente que ciertos pasajes de su discurso puedan haber parecido ofensivos a la sensibilidad de los creyentes musulmanes".

El Papa citó a un emperador bizantino Manuel II Paleólogo, del siglo XIV pero no tenía la intención de "hacer suya esa opinión de ninguna manera".  La intención del Papa fue "un claro y radical rechazo a la motivación religiosa para la violencia, sea cual sea su procedencia" 

Las palabras del Papa fueron "interpretadas en una forma que no corresponde a sus intenciones". Lejos de denigrar la fe de los musulmanes, el Papa había explícitamente advertido en ese mismo discurso sobre "el desprecio hacia Dios y el cinismo que considera el ridiculizar lo sagrado como una expresión de libertad".

El Papa hizo referencia a la enseñanza del Vaticano II sobre el Islam: Nostra Aetate n.3


Declaración del Vaticano sobre discurso del Papa
15 Sep 2006 (VIS).

-El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, S.I., realizó ayer por la tarde la siguiente declaración a propósito de la interpretación de algunas partes del discurso del Santo Padre en la Universidad de Ratisbona, el pasado 12 de septiembre:

"A propósito de las reacciones de algunos representantes musulmanes acerca de ciertos pasajes del discurso del Santo Padre en la Universidad de Ratisbona, es oportuno notar que -como se desprende de una atenta lectura del texto- lo que interesa al Santo Padre es un rechazo claro y radical de la motivación religiosa de la violencia".

"Desde luego, no era intención del Santo Padre llevar a cabo un estudio profundo sobre la jihad y sobre el pensamiento musulmán en ese sentido, y tanto menos ofender la sensibilidad de los creyentes musulmanes".

"Al contrario, en los discursos del Santo Padre aparece con claridad la advertencia, dirigida a la cultura occidental, de que se evite "el desprecio de Dios y el cinismo que considera la irrisión de lo sagrado un derecho de la libertad", la justa consideración de la dimensión religiosa es efectivamente una premisa esencial para un diálogo fructuoso con las grandes culturas y religiones del mundo. Así, en las conclusiones del discurso en la Universidad de Ratisbona, Benedicto XVI afirmó: "Las culturas profundamente religiosas del mundo ven en la exclusión de lo divino de la universalidad de la razón un ataque a sus convicciones más arraigadas. Una razón que frente a lo divino es sorda y relega la religión al ámbito de una cultura de segundo grado es incapaz de insertarse en el diálogo de las culturas".

"Por lo tanto, queda clara la voluntad del Santo Padre de cultivar una actitud de respeto y diálogo hacia las otras religiones y culturas, evidentemente también hacia el Islam".
OP/PAPA:UNIVERSIDAD RATISBONA/LOMBARDI VIS 060915 (320


Cuando el Diálogo es Puro Verso
-Septiembre de 2006, Por Luis María Bandieri

Estamos en el invierno de 1390 ó 1391, en el cuartel que el ejército bizantino había establecido en Ankara. El basileus –emperador- Manuel II Paleólogo había emprendido una campaña contra el sultán turco, Bayaceto, antes de que éste atacara Constantinopla. El imperio turco había conquistado ya el imperio de los serbios y sometido luego a Bulgaria. Amenazaba con reducir Bizancio a su sola capital. Manuel II, un hábil político, emprendió ese ataque “preventivo” luego de laboriosas gestiones diplomáticas ante las cortes de los estados italianos, Francia e Inglaterra. Sólo le prestó apoyo efectivo el rey Segismundo de Hungría. Manuel II debió replegarse y, a la larga, el impero quedó reducido tan sólo a su capital, que resistiría hasta 1453. 
 
En aquellos cuarteles de invierno, el basileus, un cristiano ortodoxo, mantiene un diálogo con un sabio –un eugnomon, un hombre de buen consejo- de origen persa, llamado Mouterises, de confesión islámica. Los dos hombres, el emperador cristiano y el sabio musulmán, platican libremente acerca de sus respectivas religiones. Manuel sostiene que no es posible lograr la conversión a filo de espada –así se habían convertido los bosnios-, sino que debe obtenerse mediante la persuasión. Añade que el profeta Muhammad, en un principio, cuando militarmente más débil, había seguido este parecer, para cambiarlo luego, cuando estuvo en condiciones de poder imponer su credo. El Dios cristiano, conforme la enseñanza griega, es Logos. Actuar contra el logos, contra la razón, es renegar de la naturaleza divina. En cambio, el Dios islámico es puro arbitrio, voluntad pura. Son, pues, sustancialmente distintos. Mouterises, que también domina su Aristóteles, replica que, al contrario, es el Islam, y no el cristianismo, el que procede según medida –métron- y busca el justo medio. El cristianismo, añade, según la enseñanza de Jesús, cae en la desmesura: hay que amar al enemigo, poner la otra mejilla, abandonar a padres y hermanos (Lucas 14,26), etc.. El Dios cristiano, a juicio del sabio persa, no resulta aquí muy lógico. El emperador y el sabio se separan y, años más tarde, encerrado tras la murallas de Constantinopla, el basileus habría de anotar lo que recordaba de este diálogo, para él tan importante como las más importantes cuestiones de su gobierno.
 
Estamos en el año 2006. La palabra “diálogo” campea por todas partes. La incitación a comunicarnos es continua. Joseph Ratzinger, el papa Benedicto XVI, en Ratisbona, situada en su Baviera natal, y desde la cátedra universitaria donde gustaba enseñar, recuerda aquella antigua plática. La trae a colación para reforzar su enseñanza de que la religión no debe imponerse por la violencia –pecado, si se quiere, en que han incurrido en algún momento todas las confesiones religiosas. Utiliza un texto abreviado de los recuerdos del Paleólogo, donde las respuestas del sabio persa no constan. Y señala, como teólogo que es, que el Dios cristiano es distinto del Dios islámico, tal como había sostenido Manuel II.

¿Qué podía esperarse, razonablemente?. Un hombre culto del siglo XIV, oyéndonos hablar todo el tiempo de diálogo y comunicación, y observando nuestras librerías atosigadas de libros sobre el tema, habría supuesto que un sabio persa –o egipcio o saudí- se habría levantado, como Mouterises, para oponer de su lado sus razones. Incluso habría conjeturado que estos occidentales tan sabios y tan eruditos, con la inmensa memoria de su computadoras, hubieran podido terciar en el debate, echando mutua luz. Nada de esto pasó en la era del diálogo. Tiene que rectificar, que pedir perdón, que golpearse el pecho y, quizás, arrastrarse por el piso entre lágrimas de arrepentimiento. Los periodistas, que son los sabios instantáneos de este tiempo, aseguran que el papa Ratzinger fue impolítico e inoportuno. Puede ser, pero, ¿de qué quieren que hable un teólogo? ¿Del renunciamiento de Riquelme?. ¿De los epigramas de D’Elía? ¿De los antecedentes de Juanjo Alvarez? Cuando visito a mi hermana en su monasterio carmelita leo un cartelito que dice: “En la casa de Teresa/Esta ciencia se profesa/O no hablar/O hablar de Dios”. Esta cuarteta de la fundadora es dura para mí, que no soy teólogo (Dios no lo permita), ni siquiera mal cristiano, y que preferiría charlar de recuerdos familiares y bueyes perdidos. Pero debo aceptar que, si ella ingresó en esa casa, es fundamentalmente para orar y no para otra cosa. Supongo, también, que un papa teólogo debe hablar fundamentalmente de Dios, aunque nos parezca raro al común de los mortales. Y que, hablando de Dios, puede efectuar un distingo entre el Dios de su credo y el de otros credos. En realidad, el papa Ratzinger convocó a un diálogo, tal como el sucedido entre el basileus y el sabio. Un diálogo –esto es, a través del logos- supone que los dialogantes tiene una identidad, que no ocultan. Y esa identidad tiene que estar en claro, porque, si no, ¿con quién estoy hablando? ¿Con un agente encubierto? La clarificación de la identidad permite el respeto mutuo. De otro modo hay ocultamiento y simulación. Cada uno dice lo que el otro quiere oir, pero en lo que el que habla no cree. Cada uno, pues, se reserva, más allá y en contra de sus palabras, la facultad de actuar como le plazca. Parece que dialogamos, pero, en realidad, estamos afilando en secreto las armas, mientras tiramos buenos propósitos de la boca para afuera. En esta era de la comunicación rampante, nos dice este episodio, el diálogo es puro “verso”.

Fuente Harry Magazine,
Publicado en la ed. impresa: Opinión
Domingo 24 de setiembre de 2006

 

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